Capítulo 51

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Roxanne Malfoy.

Está pasando de nuevo. Las cosas que suceden a mi alrededor no van conforme a lo planeado y cada vez siento que estoy menos involucrada dentro. Empezando por el hecho de que lloré y lamenté la muerte de alguien que no estaba muerta, sino que disfrutaba de unas alegres vacaciones en casa de los Potter mientras que mi vida se convertía en un infierno dentro de la Mansión.

Regulus y Severus lo sabían, y me lo ocultaron. Jamás podre perdonarlos por eso, a Nora por no contactarme ni una sola vez, y a los otros dos chicos por mantenerme fuera del asunto. Y como si fuera poco siguen haciéndolo y han incluido al idiota de Avery, pero no a mí.

Tienen sus secretitos entre ellos y cuando estoy cerca ni siquiera son capaces de seguir la conversación en voz alta. Se supone que somos un equipo. Los cinco, siempre hemos estado juntos para todo, o por lo menos eso creía.

Intento usar las habilidades de las que Narcisa Black se encaprichó por enseñarnos. Quiero leer su mente para averiguar lo que planean, pero los chicos también han desarrollado las mismas habilidades que yo en el verano y me es imposible leer lo que su mente oculta.

Veo a Thomas a lo lejos conversando con Regulus y Nora, cuando está última voltea la mirada y me localiza entre el resto.

Tenemos que hablar, ¿no lo crees? — escucho que dice en mi cabeza.

Me gustaría saber cómo es capaz de hacer eso. Narcisa nunca nos habló de que la Legeremancia nos diera habilidades para comunicarnos telepáticamente. Intento responderle de la misma manera, pero no puedo, porque ella sigue mirándome desde el otro extremo en espera de que diga algo. Así que sólo asiento para que me vea.

Te veré en el séptimo piso.

Voltea para seguir hablando con Thomas y Regulus en lo que me encamino al séptimo piso como me ha dicho. Desconozco la razón por la que he aceptado, no tengo nada más que decirle. Tal vez sea sólo el hecho de que quiero saber que es aquello que traen entre manos.

Nora siempre ha sido débil. Se esconde bajo esa careta de insensibilidad, pero no es nada de eso, sino por el contrario, tiene las emociones más al ras que cualquiera. El imbécil de su tío abuelo pudo haberle enseñado como controlar las emociones, mas no pudo lograr que su sobrina fuera tan insensible como él.

Tengo que esperar cinco minutos antes de que aparezca por el pasillo y me ordene que la siga, hasta llegar a una pared que termina transformándose en una gran puerta de roble. Al parecer es la Sala de Menesteres, sala que creí era sólo un mito.

—Así que aquí es dónde están ocultos la mayoría del tiempo — digo observando la sala. — Primero tu falsa muerte y ahora tu sala secreta. ¿Algo más que me estés ocultando?

—No tengo porque disculparme por eso Roxanne. Te traje aquí para que hablemos — dice recargándose contra el respaldo del sillón y dándole la espalda a los grandes ventanales a sus espaldas. — Algo te molesta, sólo quiero saber lo que es.

Pienso profundamente en el dolor que sentí cuando Thomas nos relató lo que había pasado. Habían sido dos meses de sufrimiento, martirizándome por no ser la amiga que debí ser, aislándome del resto por el enojo y la impotencia que me abordaban. Para que ahora la chica preguntara que era aquello que me molestaba.

—Siento que te sientas así, pero Regulus me pidió que no los contactara.

—¿Cómo sabes lo que siento?

—Lo estás pensando ahora. Muy fuerte para ser honesta. —Arrugo el entrecejo preguntándome cómo es que puede saber lo que pasa por mi mente cuando la Oculmancia, debería evitarlo. — Dumbledore dice que es porque mis poderes son muy fuertes, aunque no soy de la misma opinión. Todavía no soy capaz de leerle la mente al director, así que supongo que sólo te hace falta practicar.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora