Capítulo 33

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Sirius Black

Pocas veces había visitado Londres con detenimiento. Los muggles la recorren fascinados y me pregunto qué sería de ellos si los magos estuvieran involucrados en el mundo muggle.

Camino con las manos entre los bolsillos y me quedo a esperar cerca de la parada de autobuses. Se supone que tendría que haber llegado hace cinco minutos, eso o mis nervios me están poniendo ansioso.

Los chicos se reirían de mi si tan sólo me vieran esperando en la calle, en el mejor de los casos. Por qué posiblemente se enojarían conmigo después de saber a quién espero.

Roxanne Malfoy se acerca caminando como si el mundo estuviera a sus pies. La seguridad y confianza con la que camina es ciertamente hipnotizante. Tiene la cabellera rubia sujeta en una coleta de caballo alta, dejando ver su hermoso rostro. Los ojos cobalto resplandeciendo y esos labios carnosos llamándome.

Trae puesto un gran abrigo blanco y un vestido corto de color rosado. No deja ver la piel de sus largas piernas por la maya con la que ha decidido cubrirse del frío, además de las largas botas blancas que le llegan debajo de la rodilla.

Sonríe al verme y mueve una mano para saludarme desde el otro extremo de la calle.

Mi mente piensa en un millón de malos escenarios que podrían suceder en este día. Roxanne no es una persona fácil y de niños peleábamos más de lo que nos divertíamos.

Pensaba que era una persona egocéntrica y egoísta, pero las últimas semanas me ha demostrado lo mucho que se preocupa por sus amigos, e incluso por mí. Puede que sí sea egocéntrica, pero incluso James y yo tenemos un poco de eso.

Roxanne es linda y divertida una vez que la conoces.

—Pensé que no llegarías — comento una vez que ha llegado a mi lado. Levanta la ceja divertida.

—Que poca confianza me tienes.

—Es la costumbre, supongo. — Asiente y mira a los muggles a nuestro alrededor un poco incómoda. No porque le desagraden, sino que le produce una extraña sensación estar entre ellos como uno de los suyos. Es extraño para mí también. —Luces linda.

Lo sabe. No hace falta que las palabras salgan de mis labios para que lo note, aun así sonríe tímidamente y comienza a morder nerviosa su labio.

—¿A dónde tenías planeado que fuéramos? —pregunto volteando a los alrededores.

—No he paseado por Londres, podríamos sólo caminar.

—Sólo caminar, me gustaría — estamos cerca del Big Ben, lo veo a la lejanía, podría ser mucho más impresionante si nos acercamos. Los turistas parecen admirarlo demasiado.

Roxanne camina silenciosamente a mi lado. Mueve inquieta los dedos como si con eso pudiera invocar a su varita y sentirse más segura. No sé qué daño podrían hacernos los muggles aquí, pero por prevención la varita está guardada en el bolsillo interno de mi chaqueta. Supondré que la de Roxanne está oculta entre una de sus largas botas, lejos de su alcance.

Tomo su mano con delicadeza y entrelazo nuestros dedos.

—Tranquilízate. Estaremos bien — digo sin apartar la mirada del frente.

—¿Saben tus amigos que estás aquí?

—Le dije a James que saldría, no le dije con quién — respondo recordando aún el rostro de James al verme en el baño arreglándome. — Supongo que sospecha algo.

—¿Le piensas decir?

—¿Qué?

—De esto — levanta nuestras manos entrelazadas y me mira con una ceja levantada.

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora