Capítulo 42

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Lily Evans

Mueve la comida de un lado a otro en su plato. Luce cansado y a pesar de que sus amigos bromean, él sólo les contesta con una sonrisa discreta y en el mejor de los casos logra contestar la broma.

Han pasado ya varios días desde que se voltearon las cosas de cabeza. Sé que no debería importarme, especialmente porque he sido yo la que ha decidido alejarse. En su momento parecía la decisión correcta, ahora no puedo evitar preocuparme por el estado de James Potter y es una pesadilla.

Sirius me ha dicho más de una vez que me aleje, que su amigo terminará por superarlo, sólo hay que darle tiempo. Mila concuerda con el pelinegro, aunque también se esfuerza por "hacerme entrar en razón", lo que para ella significa descifrar cualquier sentimiento que tenga por James.

Debo admitir que ambas cosas me dan miedo. No deseo descubrir mis sentimientos por temor a terminar herida. La idea de que aquella sonrisa perfecta y los guiños coquetos me rompan el corazón espero que sea más que lejana. Por otro lado, que James supere todo esto sería bueno, no tendría que sufrir ni atormentarse. Se enamorará de cualquier otra persona que lo valoré y le quiera tanto como el merece.

Levanta la mano y a lo lejos saluda con una sonrisa discreta a alguien a lo lejos. La curiosidad es mayor de lo que puedo controlar y noto a Graves del otro lado del comedor, con la camisa blanca abierta en los primeros botones y dos coletas para sujetar su castaña cabellera. Le devuelve el saludo y guiña un ojo imitando la expresión coqueta del Gryffindor ante de volver a la conversación con otro chico de su casa.

—Lily, estás apretando mucho eso — comenta una compañera a mi lado señalando el emparedado en mi plato, cuyo relleno se ha salido por los lados.

Joder.

Suelto la comida y dedico otra mirada a los chicos a unos asientos de mí. Sirius no parece muy contento con lo que ha hecho James, mas se abstiene de decir algo mirando molesto a la mesa de las águilas. Remus y Peter, sin darle importancia continúan con su conversación.

Puede que una persona tan insoportable, egocéntrica y manipuladora como Nora Graves terminé por hacerlo superar todo esto.

Eso sería bueno.

Y si es así, ¿por qué entonces no puedo alegrarme de que vaya a superar lo que sea que sienta por mí?

Aparto la mirada molesta por esta estúpida presión en el pecho que no me deja en paz, que vuelve una y otra vez deseando verlo sonreír y bromear al respecto. Quiero atraparlo de nuevo observándome y que guiñe coquetamente sólo a mí.

Me pongo de pie y me dispongo a salir para nuestra primera clase, lo que menos quiero es topármelo en el camino y tener que ir codo a codo a la misma aula.

Acelero el paso y llego al salón de pociones para encontrarme con la desagradable noticia de que Severus también está aquí. Con la única diferencia que está vez no tengo a Mila para disimular, ni a Potter a mi lado susurrando para armarme de valentía.

El chico levanta el rostro y se muerde el labio para no decir nada. Con el mismo rostro inexpresivo que utilizo a su alrededor me acerco a la mesa que me corresponde.

"Nadie debería hacerte huir a mitad del pasillo" dijo James tiempo atrás.

Con su voz en mi cabeza no puedo evitar sentir una terrible melancolía. Todavía recuerdo perfectamente la sensación de sus ojos sobre los míos, cuando el cosquilleo invadía mi vientre y me viajaba por la espalda. El corazón me latía contra el pecho y las mejillas se me sonrojaban con rapidez.

—Veo que Potter ha dejado de molestarte — dice Severus rompiendo el silencio entre nosotros.

—¿Disculpa?

[En Edición]Los Merodeadores: EncuentrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora