Capítulo 89

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- ¿Estáis todos listos? - les preguntó la señora Choi a sus alumnos. Los chicos asintieron uno a uno. - Empezamos en cinco minutos, la sala está a reventar.

Hyejin se acercó a él y agarró su mano.

- ¿Todo bien, Romeo? - Taehyung le sonrió y asintió con la cabeza.

- Todo bien, Julieta.

- Él se gradúa hoy, ¿no? - le preguntó refiriéndose a Yoongi. El castaño miró la hora en su teléfono.

- En menos de dos horas. - la chica apretó su mano con fuerza.

- Entonces estoy segura de que vendrá a verte, aunque sea cinco minutos.

Vieron a la señora Choi acercarse de nuevo y supieron que la hora había llegado. Las luces de la sala se apagaron y los murmullos poco a poco, fueron cesando.

Un foco iluminó el centro del escenario y su compañero, el encargado de dar comienzo a la obra, salió a escena.

Veía a los chicos correr de aquí para allá, preparándose y recitando sus textos. Él se sentía extrañamente tranquilo y no entendía porque, aunque estaba seguro de que el hecho de haber solucionado en cierto modo las cosas con Yoongi, tenía bastante que ver en su estado de ánimo.

- Atento, Taehyung. - le advirtió la señora Choi. El castaño asintió y escuchó con más atención el diálogo de sus compañeros.

- ... si nos fuera posible penetrar la causa de su melancolía, lo mismo que por conocerla nos afanaríamos por remediarla.

Al escuchar su pie, tragó saliva y salió al escenario, su momento había llegado.

...

Todo estaba saliendo de maravilla. Las palabras salían de su boca con tanta naturalidad, que algunos de sus compañeros no podían evitar sonreír al escucharlo. Trataba de ignorar que cientos de personas lo estaban mirando, pero a veces los observaba de reojo y a pesar de la oscuridad, podía ver sus caras de fascinación.

- ¿No tienen labios las santas y los peregrinos también? - recitó. El beso se acercaba y sabía que Hye estaba, al igual que él, haciendo todo lo posible por aguantarse la risa.

- Sí, peregrino, labios que deben consagrar a la oración.

- ¡Oh! Entonces, santa querida, permite que los labios hagan lo que las manos. - en ese momento el corazón comenzó a latirle con fuerza y sin saber porqué, miró hacia el final de la sala.

Se quedó en silencio en mitad de la frase al ver a Yoongi entrar vestido con su traje de graduación y un enorme ramo de flores en las manos.

- ¡Taehyung! - le susurró su amiga apretándole las manos para hacerlo reaccionar.

- Otórgales gracia para que la fe no se trueque en desesperación. - continuó recitando. Pero sus ojos se desviaban hacia el rubio que buscaba a sus amigos por un lado de la sala.

 - Las santas permanecen inmóviles cuando otorgan su merced.

- Pues no os mováis mientras recojo el fruto de mi oración. - sentía los ojos de Yoongi sobre él y comenzó a ponerse demasiado nervioso. - Por la intercesión de vuestros labios, así, se ha borrado el pecado de los míos.

Vio a Hyejin cerrar los ojos y se acercó a ella. Se moría de vergüenza por tener que besar a su amiga, pero todo era aún peor sabiendo que el rubio estaba entre el público.

Aún así, consiguió terminar la escena y antes de salir del escenario, le dio un rápida mirada a Yoongi, que fue lo suficientemente larga para verlo sonreírle.

- ¿Qué te ha pasado? - le preguntó Yeonjun al verlo aparecer.

- He visto a Yoongi entrar y me he puesto nervioso. - le dijo secándose el sudor del cuello con una toalla.

- ¡Ve a saludarlo! - Taehyung lo miró confundido.

- ¿Estás loco? Estamos en mitad de la obra. - el pelirrosa se echó a reír.

- No vuelves a salir hasta el segundo acto y antes hay un descanso de cinco minutos, ¡corre!

- Pero, la señora Choi... - Yeonjun lo empujó hacia la puerta.

- Le diré que has ido al baño, ¡ve!

Cogió su teléfono y salió a toda prisa del backstage mientras le escribía al rubio un mensaje para avisarlo. No sabía si lo leería, pero tenía que intentarlo. Corrió todo lo que pudo hacia la puerta por donde entraba el público y cuando giró la esquina, la vio abrirse.

- ¡Estás precioso! - gritó emocionado lanzándose a los brazos de Yoongi, que lo abrazó rodeando con fuerza su cintura.

- ¡Tú si que estás precioso, Romeo! - Taehyung hundió la cabeza en su cuello, dejándose llenar del aroma de ese chico que le hacía latir tan desbocado el corazón.

- Casi se me olvidan las líneas cuando te vi aparecer. - le confesó, avergonzado, aferrándose a él. La carcajada de Yoongi fue como música celestial para sus oídos.

- Los chicos tienen tus flores, yo no me puedo quedar mucho más. - le respondió con tristeza, separándose de él para mirarlo a los ojos. Taehyung asintió comprensivo, agarrado a su cuello.

- Agradezco que hayas venido igualmente. - el rubio sonrió y acarició su mejilla, mientras que con la otra mano aún apretaba su cintura.

- He llegado justo a tiempo para ponerme celoso. - el menor soltó una carcajada y golpeó su pecho. - ¿Puedo besarte yo también? Es que me ha gustado mucho esa escena. - Taehyung asintió con timidez.

Se acercaron lentamente, sin dejar de mirarse a los ojos, olvidándose por un momento de todo su alrededor.

- Gracias por seguir queriéndome a pesar de todo. - le susurró Yoongi a escasos centímetros de sus labios. El castaño se encogió de hombros.

- Los sentimientos no se eligen. - el mayor deslizó la mano por su mejilla, hasta llegar a su boca, acariciándola.

- Ojalá te hubiera conocido antes. - Taehyung mordió sus labios con suavidad, disfrutando de su sabor.

- Todavía tenemos mucho tiempo por delante.

Al escucharlo decir eso, Yoongi sonrió y se lanzó a su boca, devorándola con desesperación.

Sus lenguas jugaban, entrelazándose entre ellas. Sus papilas gustativas se impregnaban de la mezcla de sabores de ambas bocas fundiéndose en una.

Taehyung sentía como el corazón le explotaba de amor, mientras su rubio lo apretaba con fuerza contra su cuerpo, sin dejar de besarlo. Había extrañado sus labios y la manera en que lo hacía sentir cuando lo tocaba.

Notó su teléfono vibrar en el bolsillo y supo que el momento de irse había llegado. Pero no quería, quería quedarse con él eternamente.

- Tu... tu teléfono. - le susurró Yoongi, jadeando, separándose de él.

- No quiero irme. - el rubio le dio un corto beso.

- Tienes que terminar la obra, después estaremos juntos. - Taehyung asintió y lo abrazó con fuerza antes de irse.

Salió corriendo de vuelta al backstage, pero antes de doblar la esquina se frenó en seco y giró, Yoongi estaba abriendo la puerta de la sala para entrar de nuevo.

- ¡Hyung! - le gritó, y el rubio se dio la vuelta al instante al escucharlo.

- ¿Qué pasa? - le preguntó confundido. Taehyung le sonrió nervioso, estaba muerto de vergüenza, pero quería hacerlo.

- Tengo algo importante que preguntarte antes de volver. - Yoongi levantó las cejas, no entendía que estaba pasando.

- ¿Ahora? - el menor asintió con la cabeza. - ¿El qué?

- ¿Quieres ser mi novio?

Mi mejor actuación [TAEGI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora