13- El viernes

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Pasaron dos días desde que fui al mundo Muggle y todo estaba realmente tranquilo en la mansión, porque cuando regrese nadie volvió a tocar el tema de lo que había pasado con Matheo y el actuaba como si realmente nunca hubiera sucedido nada, así que todo estaba en orden. 

Hoy era viernes nuevamente y si estuviera en Nueva Orleans seguro que estuviera con mis amigos, planeando alguna fiesta o alguna nueva aventura, pero como no estoy con ellos, me encuentro un tanto aburrida, en el sillón de la mansión, con Regulus haciéndome piojito, mientras que yo jugaba con una pelota de esponja.

De un momento a otro escuche que tocaron la puerta, pero a ninguno pareció importarles, así que me levante de las piernas de Regulus y me senté en el sillón nuevamente.

— ¿Ninguno piensa abrir la puerta? —cuestioné.

— No —me respondió Aidan sin despegar la vista de su libro.

— Bien, entonces iré yo —respondí con fastidio, levantándome. 

— Gracias Morgan —me regaló una sonrisa forzada Mike y me dirigí a la puerta.

Al abrir la puerta me quede confundida viendo a un grupo de chicos y chicas.

— Hola —respondí cordialmente— ¿Se les ofrece algo?

— ¿Dónde está? —me preguntó una de las chicas, haciéndome a un lado y entrando a la mansión, como si estuviera en su casa.

— Adelante —respondí apretando la mandíbula—. Estás en tu casa—comenté sarcástica y la chica se detuvo al escuchar mis palabras, me lanzó una mirada amenazante y luego siguió su camino.

— ¿Qué haces aquí? —escuche la voz de Matheo.

Mire a los demás que aún seguían en la puerta.

— Supongo que ustedes también conocen a los que viven aquí ¿no? —pregunté y todos asintieron— En ese caso, supongo que bienvenidos —me aparte de la puerta para que todos pudieran entrar.

Una vez que todos estaban dentro, cerré la puerta y regrese a la sala con los chicos, para sentarme nuevamente entre Tom y Regulus, pero algo estaba pasando aquí antes de que yo llegara, porque ahora el ambiente estaba tensó.

— ¿Quiénes son? —le pregunté en susurro a Tom.

— Son nuestros amigos —me respondió y abrí mucho mis ojos.

— ¡Tienes amigos! —exclamé con exageración para molestarlo y me fulmino con la mirada.

— En verdad te odio —me informó Tom y solté una risita.

— Lo sé —sonreí satisfecha y ahora acosté mi cabeza sobre el pecho de Regulus.

— ¡¡Bebé!! —una de las chicas se le tiro encima a Draco.

— ¿Le dijo Bebé? —pregunté haciendo arcadas y Regulus soltó una risita.

— Siempre le ha dicho así —me informó y no pude evitar hacer una mueca.

— Qué horror.

— ¿Acaso a alguien más le llega ese olor? —preguntó Tom llamando la atención de todos.

— No —respondió Gilbert confundido.

— ¿A qué huele? —preguntó Draco aún más confundido que el primero y Tom me miro sonriendo.

No te atrevas.

— Huele a celos —su sonrisa se amplió y ahora todos me miraron a mí.

— Si claro —respondí levantándome del pecho de Regulus, mirando mal a Tom.

El plan de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora