80- No es un truco

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POV MORGAN

Dos horas después volví a regresar al salón principal y nuevamente me encontré con los chicos.

—  Y bien, ¿Ya tienes un vestido? —me pregunto Regulus y asentí.

— Ravenna me va obligar a ponerme el de novia —respondí molesta.

—  Te extrañe princesa —Matheo me abrazó por la espalda y sonreí de oreja a oreja.

— Y yo a ti —me gire y me quede enfrente de él, a centímetros de mi.

— ¿Qué tanto me extrañaste? —me preguntó divertido.

— Deja te lo demuestro —corte la distancia que nos separaba y lo bese.

Matheo me correspondió el beso a los segundos. Coloco sus manos sobre mi cintura y me subió a la mesa mientras nos seguíamos besando.

— Tienen un cuarto donde pueden seguir —nos informó Mike de mala gana.

— ¿Por qué siempre lo hacen en donde vamos a comer? —preguntó con fastidió Draco.

— Tengan un poco de pudor —chilló Matheo, molesto.

— El pudor lo deben de tener ustedes —le informó Aidan y mordí mi lengua para evitar soltar una carcajada.

— Siempre lo hacen en lugares donde no... —Aidan empezó hablar y lo interrumpí alarmada.

— ¡No es verdad! —chillamos a la vez.

— No mientan —habló Regulus.

— Se ve claramente como los dos se tienen ganas —habló Draco en tono juguetón.

— Si no fuera porque estamos aquí, seguramente ya lo hubieran hecho como 3 veces en esta mesa —comentó Aidan mientras me miraba divertido.

— YA BASTA —chille avergonzada.

— ¿Entonces ya van aceptar que se tienen ganas? —pregunto Mike sonriendo de manera arrogante.

— Nunca dijimos que no, lo que quería decir es que no íbamos hacerlo aquí —hable incomoda.

— ¿Por qué no? —me pregunto Matheo viéndome triste y apreté mis labios.

— Porque cualquiera los escucharía y tendrían muchos problemas por eso —comentó Gilbert por mi.

— Se me ocurre una manera en la que no nos escuchen —me dijo sonriendo pícaramente.

— Tus intentos nunca funcionan, cada que Morgan se queda contigo, siempre se escuchan sus gemidos —habló Aidan compartiendo una mirada cómplice junto con Draco y Mike.

— Mierda —murmuro Matheo viéndome apenado.

— YA —rogué muerta de pena.

—  Una vez parecía que ...

— Ya fue suficiente —ordeno Matheo molesto— o les hare cerrar su boca por las malas —  advirtió.

[...]

Estoy rodeada de personas adultas que  bailaban como todos unos expertos, comen como si no hubiera un mañana,  platicaban de cosas superficiales y fingían ser las personas más perfectas, por lo que todo este teatro, era realmente asfixiante.

— Es momento de que me pagues el favor que me debes —susurro en mi odio Grindelwald y me tensé.

—  No te voy a pagar nada —espete molesta.

El plan de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora