41- El baño

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Luego de una guerra intensa de pintura, decidí ir al baño a limpiarme antes de regresar a la sala común de Slytherin, porque estaba hecha un desastre. Con dificultad logre abrir la puerta del baño y me intente mirar al espejo, arrugue la nariz al ver que tenía una extra combinación de pinturas en la cabeza, las cuales se resbalaban hacia mi cara.

Me quite la corbata y desabotone la camisa, mientras que esperaba que el agua saliera medio caliente, me quite la camisa, para después lavar mi cara, de un momento a otro  empecé a escuchar murmullos a los cuales realmente no le tome mucha importancia, hasta que una persona habló dejando su frase a la mitad.

—¡¿Pero que...

Deje de lavar mi cara y sin incorporarme, los murmullos empezaron a escucharse cada vez más claros, hasta que la persona que se ha encargado de atormentarme estos últimos días, hizo callar a todos cuando hablo.

— ¡¿QUÉ RAYOS HACES AQUÍ?! —me pregunto molestó.

Chasque mi lengua y decidí incorporarme para poder mirarlo a la cara.

— ¿Tú me estás preguntando a mi que es lo que yo que hago aquí?  —le pregunte incrédula y el asintió— la verdadera pregunta debería de ser ¿Qué haces tú en el baño de mujeres? 

— Princesita —el tono burlón y sarcástico que utilizo Tom para llamar mi atención me hizo regalarle una mirada de pocos amigos— te equivocaste de puerta. 

— Claro que no, eso sería ...

Mi vista se dirigió hacia la puerta y me di cuenta que tenía razón, este no era el baño de mujeres.

— OH NO...

— Morgan —me llamó Adrian y me gire para verlo.

—Por Merlín y el mago de los abdominales —por la carcajada de varios chicos pude darme cuenta que había pensado en voz alta y me di un golpe mental por eso. 

— ¿Te gusta lo que vez? —me preguntó el chico que estaba parado a lado de Adrian, el cual por cierto tenía una gran sonrisa en la cara— porque de menos a mi me encanta la vista —paso su lengua por su labio inferior sin dejar de mirarme.

— ¿De que hablas? —pregunte frunciendo el ceño.

Como respuesta lo vi escanearme con la mirada como tres veces sin ningún vergüenza y  cuando por fin se detuvo, su vista no estaba precisamente en mis ojos, por lo que sentí como la temperatura subía hasta mis mejillas por el simple hecho de que estaba semi desnuda enfrente de todos estos chicos, los cuales por cierto habían imitado la acción del chico y la mayoría de las vistas estaban en mi pecho.

Ahora en vez de sentirme incomoda, me sentía  enojada, así que iba a ponerme mi camisa para salir corriendo de ahí, pero el problema era que mi camisa había desaparecido de la mesa donde la había dejado, por lo que no podía ponérmela para evitar la mirada de todos esos chicos estuviera sobre mi. 

Mire para los lados buscando algo con que taparme y no encontré nada que sirviera, en realidad lo que vi, fue a uno de esos chicos haciendo un ademan con la mano mientras señalaba mi cuerpo. La pena e incomodidad desaparecieron y ahora lo único que quería hacer antes de irme del lugar, era poner en su lugar al idiota que se había atrevido a verme de ese modo, por lo que empecé a dar pasos lentos hacia el chico, olvidando por completo que seguía sin camisa.

— Eres un completo idiota, ¿Acaso no te han enseñado a ...

No pude terminar mi frase porque Matheo me tomo del bazo jalándome hacia atrás. 

— ¡EY! —me queje.

 Y cuando estaba a punto de empezar a discutir con él, lo vi ponerme una toalla al rededor de mis hombros, la cual me cubrió por completo, así que sin decir nada, tome la tolla apretándola contra mi cuerpo y luego lo mire confundida. Abrí mi boca para agradecerle por la toalla, pero él fue mucho más rápido y se giro dándome la espalda, se coloco enfrente y luego tomo al idiota por el cuello de la playera. 

El plan de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora