30- ¿Repulsión?

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—  Entonces... — me interrumpió se acerco a mi odio— ¿Te doy repulsión?

El tono en el que me lo dijo fue tan grave que logro que toda mi piel se erizara y que una descarga eléctrica corriera por todo mi cuerpo. 

—  Si.

— ¿Solo eso? —me preguntó pegando más su cuerpo contra el mío.

— Bueno — hice una pausa como si estuviera pensando— también me das asco.

— Asco —pronuncio lentamente en mi oído.

¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE CON SOLO DECIR ESO PROVOCARA QUE MIS PIERNAS TEMBLARAN?!

Sino fuera porque el agarre de Matheo me esta sujetando contra la pared, probablemente estaría en el suelo. 

— ¿Estás segura que solo te doy asco? —me pregunto, mientras que se hacia para atrás y me miraba directamente a los ojos.

La mirada que tenía en este momento era tan intensa que no pude sostenerla por más de 5 segundos. 

— Si. 

— Estas mintiendo —menciono dando un leve apretón a su agarre— se que también te doy miedo —me reí en su cara.

— Por supuesto que no —fruncí el ceño mirándolo de nuevo a los ojos.

— Entonces dime... ¿Por qué tu pulso se está acelerando?

— Mi pulso no ...

No pude seguir porque Matheo se inclino hacia mi, sus labios rozaron levemente los míos y mordí mi lengua. A pesar de que mi mente me gritaba que lo empujara y lo separa de mi por completo, deseaba besarlo. Es más, creo que en mi vida había deseado tanto hacer algo, como en este momento. 

— Yo creo que ... —deje de ver sus labios cuando hablo— también te causo deseo  —trague saliva.

Cuando mire sus ojos lo único que pude ver en ellos fue diversión y una pisca de deseo. 

— No es verdad.

No pude terminar mi oración porque Matheo volvió a colocar su cabeza en mi cuello, aspiro profundamente y acerco sus labios a la parte sensible de mi cuello. Sentí demasiado calor luego de que pasara su lengua por este, dándome cuenta de que para este momento mi respiración era un desastre. 

—  Te lo dije Morgan —susurro en mi oído— también me deseas. 

— No. 

Fue lo único que salió de mis labios. 

—  Claro que me deseas Morgan, todas lo hacen —mordió levemente el lóbulo de mi oreja. 

— Pues yo no —mentí apretando mis labios para evitar soltar un gemido.

Soltó una carcajada, el sabia que mentía y no podía hacer nada en este momento para demostrarle que lo único que siento por el es odio, porque estaba entrando en un colapso. 

— Te diré lo que sucederá —hizo una pausa mientras acomodaba un mechón de mi cabello atrás de mi oreja— en los próximos días el odio que tienes hacia mi, va a ir disminuyendo ¿sabes por qué?  —negué lentamente.

Para este momento me sentía tan indefensa, ya que aún me encontraba acorralada contra la pared, mientras el seguía haciendo presión en mi cintura. Su mirada cada vez se hacia más y más intensa y sus  ojos estaban dilatados, su respiración también estaba algo acelerada, pero no se comparaba con la mía, porque para mi suerte, las hormonas estaban jugando en mi contra, no podía pensar con claridad y me sentía un poco vulnerable. 

 — Va a disminuir, porque va a ser mucho más grande el deseo que vas a tener hacia mi, tanto que no vas a poder contenerte y los dos vamos a  terminar en mi cuarto —volví a tragar en seco— la mejor parte de esto es que... —hizo otra pausa y se acerco a mi oído de nuevo— es que vas a gemir tan fuerte mi nombre, que todos en esta casa entenderán por las malas que tu eres mía y solo mía. 

El ruido de un plato romperse me hizo reaccionar.

— ¿Qué demonios? —la voz de Draco hizo que empujara a Matheo con todas mis fuerzas, logrando moverlo. 

Mire hacia donde había escuchado la voz de Draco y deseé que la tierra me tragara. Todos estaba parados en el marco de la puerta. 

— No es lo qué parece —les informé y todos sonrieron de oreja a oreja.

— ¿Ustedes ... 

— Aún no —respondió Matheo interrumpiendo a Regulus, como si ya supiera lo que el le iba a preguntar.

—¡Tengo un anuncio! —gritó el pelón desde la sala.

Mierda. Nunca pensé que iba a estar feliz de escuchar su voz. 

Todos fuimos hasta la sala, una vez ahí me senté entre Regulus y Draco.

— ¿Cuál es el anuncio? —pregunto Matheo.

— Ya va a iniciar la fase 1 del plan.

— ¿Cuántas fases son? —le pregunto Regulus.

— Son 9 —respondió simple.

Deje de prestarle atención al pelón, cuando me di cuenta que la mirada de Matheo estaba sobre mi. Arrugue mi nariz y me cruce de brazos. Mientras lo miraba, intentaba descifrarlo, pero eso me resultaba mucho más complicado de lo que pensaba. Lo único que podía ver era la diversión que reflejaban sus ojos mientras lo me miraba. Me sobresalte cuando sentí un apretón en mi pierna. Le lance una mirada a Draco y el se acerco a mi oído. 

— si se da cuenta que no les estas prestando atención, probablemente te lance un hechizo y termines en el suelo retorciéndote de dolor. 

Abrí mi boca para protestar pero el fue más rápido y con su mano giro mi cara para que mirara al frente. De reojo pude ver que la expresión de diversión en el rostro de Matheo había desaparecido, ahora estaba cruzado de brazos viendo mal a Draco. 

—... Tendrán que ir a Hogwarts —todos protestaron de inmediato.

¿Qué demonios es Hogwarts?

— Dijiste que no regresaríamos a ese lugar —le  recordó  Aidan.

— Me temo que hubo un cambio de planes —menciono con toda la tranquilidad del mundo.

— No voy a regresar —le informó Regulus.

— No tienes opción —le informó el pelón, mientras que se acercaba a Regulus de manera amenazante.

— Ni que fuera tan malo —hable intentando romper con la tensión que se estaba formando. 

— No, es mucho peor de lo que puedes imaginar —me aseguró Mike e hice una mueca. 

— Están exagerando —rodee los ojos— no puede ser para tanto. 

— Compruébalo tu misma —me invitó Aidan con mala cara.

— No gracias, yo estoy muy a gusto aquí...

— No lo aguatarías de todos modos —murmuro Tom lo suficientemente alto para que lo escuchara y ahora lo mire mal a él.

— ¿Por qué vamos a regresar? —pregunto Draco con seriedad.

— Por Morgan —todas las miradas cayeron sobre mi— van a cuidarla.

— No me miren así, en primer lugar no se que es Hogwarts y en segundo no es como que yo quisiera .... ¡ESPERA UN SEGUNDO!  —me levante del sillón de un salto— eso significa que yo también voy a ir. 

— Si.

— ¿Y yo para qué? —chille.

— Porque tú harás la fase 2.

— ¿Aún te parece divertido esto? Morgan —me pregunto Mike intentando ocultar la diversión que le generaba saber que yo también iría y que eso me disgustaba mucho.

— Cállate —espete.

El plan de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora