Onix era un pecado, el más sensual y misterioso pecado que Jasper quería cometer.
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En el instante en que cayó bajo el hechizo de Onix Kekek, no hubo forma alguna de escapar de él, del canto que le envolvía cada vez que su...
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A Edward lo hacía arrugar la nariz estar cerca de Onix y Jasper. De por sí ya era complicado con Emmett y Rosalie, ahora con el otro par, era mucho peor, además de que ambos eran tan explícitos que le generaba a veces algo de miedo las prácticas que hacían.
Además, le molestaba. Onix había sido su más cercana amiga y hermana desde su transformación. Aunque les costó entenderse, por mucho tiempo fueron el punto de confianza del otro. La veía como parte de su prioridad, por lo cual ver en el rubio cómo la imaginaba, era asqueroso y le enfadaba por esas actitudes de antaño que tenía.
Arrugó la nariz, notando en el asiento de enfrente la forma en que se miraban, desvistiéndose solo con eso. Le enfermaba. Ojalá tuvieran la misma educación que él, debían esperar a casarse, era incorrecto, era...
—Ya deja de mirarlos, los desgastas —burló Emmett con diversión, palmeándole la espalda.
Nix se echó a reír juguetona sobre las piernas de Jasper. Ya se habían acostumbrado a verlos tan cerca y afectuosos por la casa. Al menos, no resultaban tan empalagosos como el enorme Cullen y su esposa Rosalie.
—Iremos a caminar —anunció Kekek sonriente, tomando la mano de Jazz para encaminarse al patio trasero.
—¿Así le llaman ahora? ¿Caminar?
—Solo daremos una vuelta, Mett, si quieres puedes acompañarnos —propuso el rubio, enredando sus dedos a los de la vampiresa. Le gustaba lo confortante y suave que era el toque de Onix, lo bonito que era sostener su mano.
Quizá, se estaba involucrando demasiado.
Fue un acuerdo no verbal, pero ambos sabían que lo suyo era mero placer y contacto carnal. Ella lo dejaba en claro al hablar, al siempre bromear sobre sus anteriores amantes y la larga lista de amoríos que le había dejado el pasado.
Él con algo de suerte y había experimentado con María. Muy poco, pero a final de cuentas, con Kekek descubrió cosas que desconocía de sí mismo. La forma en que se podía encontrar el goce en algo más que solo penetración, o que, había algo más oscuro y dominante en él que gozaba de tomarla con brutalidad.
A veces le aterraba no estar a la altura de la experiencia que tal parecía tenía Nix, aunque ella lucía mucho más que satisfecha con la energía y la forma en que manejaban todo. De todas formas, todas sus inseguridades se marchaban cuando veía su carita contraerse de excitación ante cada toque y roce que había entre ellos.
—No, gracias. Si tienen algún consejo prefiero que me lo cuenten no que me lo muestren —jugueteó el pelinegro, acomodándose en el sofá que habían abandonado.
—Ya que estás, te puedo decir de uno que vi en internet anoche —exclamó, emocionada, haciendo reír a Jasper y a Emmett, pero no a Edward que, se mostró horrorizado.
