𝟮 𝟵. 𝙑 𝙪 𝙡 𝙩 𝙪 𝙧 𝙞

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—¿Y ella quién es? —Cuestionó Nix al ver a la niña por la cual Jasper estaba enfurecido. El rubio apretó la mandíbula y tomó su mano, como si así fuese a protegerla y tiró con ella con suavidad, cuestionándose cómo sería capaz de mantenerla a salvo sabiendo que vendrían los Vulturis.

No tenía que ser demasiado listo para darse cuenta de cuánto les temía Kekek. Cada vez que mencionaban una posible intervención ella se ponía tensa, justo como en ese instante en que buscaba distraerse queriendo saber más de la niñata.

A Onix le pareció curiosa y de alguna manera, le recordó a sí misma cuando recién fue convertida. Confundida, temerosa. Los ojos rojos de la neófita los escudriñaron, curiosa por la pareja que distaba y conectaba tan bien como Carlisle y Esme.

Bree siguió las indicaciones de Jasper sobre mantenerse con los ojos cerrados en todo momento. Ninguna de las dos entendió nada, pero se quedaron calladas y le siguieron apresuradas, una de ellas a ciegas. La rusa no comprendió la agitación de Jazz, pero resultaba mucho mejor que pensar en el hecho de que la realeza vampírica se acercaba.

Entonces el caos se desató cuando apareció de la nada otro de los neófitos, atacando a uno de los lobos. Nix no los conocía, pero ver alterada a Bella gritando Jacob le dio una pequeña idea de quién era. La competencia de Edward.

Se lo llevaron entre montones de indicaciones y seguimientos por parte del líder del clan Olímpico, que apenas pudo acomodar algunos huesos del muchacho Quileute.

No podía tener ideas claras. Por ejemplo, no sabía porqué era tan importante para el rubio miel taparle los oídos a la pequeña neófita, ni tampoco porque tendrían que ver a los Vulturis. Esa era la parte que más le inquietaba. Sabía que con Aro era fácil convencerlo, pero Jane no. Ella era tan dura y fastidiosa que sería complicado conseguir hacer que diese su brazo a torcer.

—¿Quieres que te ayude con ella? —Curioseó; verlo de cuclillas apretándole los costados de la cabeza la ponía ansiosa, queriendo saber sus intereses para dejarla sin información.

Él negó y gesticulando, le pidió que guardara silencio. Asintió, apesumbrada, dirigiéndose a terminar de apilar cuerpos de neófitos en la hoguera donde estaban cremándolos.

—Será mejor que abras los ojos —indicó Jasper a Tanner, su tono lúgubre alarmándola.

La muchachita se encontró con la expresión dura del vampiro, pero a pesar de que su gesto fuese así, podía ver el claro terror que brillaba en sus orbes ocres. No como si me tuviese miedo a ella, sino a lo que vendría por su culpa.

El solo considerar que resguardar a una neófita podría ser riesgoso para su familia ya era demasiado. Involucrar a Onix quien tenía su pasado con los Vulturis —misterioso y desconocido—, era provocarlos más en contra de Kekek y no tenía idea alguna de cómo ayudarla con eso.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora