𝙀 𝙭 𝙩 𝙧 𝙖. 𝙃 𝙞 𝙨 𝙢 𝙞 𝙣 𝙙

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No era un misterio que para la familia Cullen, Jasper era el más callado. Y así como podía ser tan cauteloso con cada uno de sus movimientos, de igual forma, era el más vulnerable.

No solo era por el hecho del poco control que tenía sobre sus dones, sintiendo lo que todo el mundo a su alrededor, o por no ser capaz de soportar su propia sed multiplicada por la de su familia. Aunque la de Carlisle era prácticamente nula en comparación a la de cualquiera, eso no quitaba que Emmett a veces sí quería encajarle el diente a algún habitante de la ciudad en la que estuviesen. O tal vez su hermana Alice y a veces su madre Esme.

El ardor era insoportable, así que el único espacio en donde era siquiera un poco confortante, era la casa en que habitaba.

Solo era eso, una casa. Grandes muros y ventanales y un techo. No era nada más.

Por no mencionar, lo fastidiado que se sentía con las risitas y los manoseos que se metían Emmett y Rosalie, nada inocentes y poco disimulados. Al menos Alice y ese joven Polux con el que salía eran más discretos, pero no iba a negar que las palabras tiernas y el cuidado mutuo de ambos o el de Carlisle y Esme lo envidiaba en ocasiones.

No opinaba sobre Edward y Bella. Sabiendo que su hermano podía leerle en cualquier momento los pensamientos, lo mejor era evitar cualquier comentario al respecto.

No entendía cómo funcionaban muchas cosas. Por ejemplo, los dones siempre le fueron algo de no completo entendimiento para él. Le hubiese gustado elegir el suyo. No porque no fuese funcional o cuanto menos provechoso. Era más por esos efectos secundarios. La dicha y la felicidad que los demás sentían lo molestaban, eso sin mencionar la peor parte, sentir cuando alguien se encontraba lujurioso, ansioso por cometer esos actos carnales de los cuales él carecía. Le irritaba.

No era como que no estuviese abierto a la posibilidad de los amoríos de una sola noche; la desventaja de aquello era la alta probabilidad de terminar matando a quien sea que le acompañara no solo durante el proceso, sino por no poder controlar la sed.

Y no solo eso sino... lo demás.

Alice había dicho que no tenía nada por qué temer al comienzo del milenio. Así como el futuro de sus hermanos fue trazado por sus decisiones, aquellas mismas de una cercana familiar harían que sus caminos se encontrasen, solo debía ser paciente.

No tenía ni la menor idea de lo que hablaba Alice. La mayor parte del tiempo la tomaba por loca. Sí, eso era. Una loca. No existía mejor explicación. La única familia cercana que conocía era al clan Denali.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora