𝟱 𝟱. 𝘼 𝙇 𝙞 𝙩 𝙩 𝙡 𝙚 𝘾 𝙤 𝙧 𝙣 𝙚 𝙧

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Habían pasado toda la noche juntos envueltos en los retazos del edredón que destruyeron, sacándose las plumas de las ahora inexistentes almohadas del pelo. Hicieron el amor por largos períodos, anhelantes de satisfacer todo eso que aguardaron en la semana, incapaces de imaginar una vida lejos del otro. Conversaron sobre trivialidades y como siempre Onix estuvo maravillada de que le hablase sobre Historia y Filosofía, a pesar de que a veces no le entendía nada.

Juntos vieron una película, acurrucados en una manta que encontraron en uno de los muebles y la escuchó hablar emocionada sobre los efectos; ella ya la había visto, así que le platicó todo lo que investigó en su momento de las técnicas empleadas para la grabación y cosas que no le entendió del todo, pero que le resultaba fascinante por ver su emoción.

La cama cedió en algún momento de la madrugada, cuando sus fuertes agarres fueron excesivos. Los llevó a reírse con energía, fundidos en esa sincronía que les embargaba y les hechizaba por entero.

—¿Hay que volver hoy? —Curioseó ella sobre su pecho, recorriéndole con la punta de los dedos las marcas que tenía cerca de ella.

Las medias lunas lucían apetitosas, podía deslizarle la lengua por allí si quería, lo cual en verdad ansiaba pero no se atrevía a hacer por la inmensa comodidad en la que se encontraba.

—Deberíamos de —respondió. Los dígitos masculinos la recorrían de arriba a abajo en la espalda desnuda, sus cosquilleos haciendo que su dermis sensible la acompasara, que se sintiese casi adormilada por sus delicadas atenciones— pero no quiero volver. Apenas te pude tener para mí solo un rato —susurró, fingiéndose berrinchudo. A Onix la hizo reír por sus gestos tan dulzones y confianzudos, orgullosa de poder decir que ella era la única que podía verle esas expresiones tan juguetonas y pícaras.

—Ya sé —murmuró con desdén, aferrándose a él en su posición— ¿podríamos quedarnos hoy no? ¡Solo hoy! Iríamos a caminar un rato ¡y podrías follarme en la montaña!

—Estoy comenzando a creer que tienes un problema serio de ninfomanía, amor —bromeó risueño, consiguiendo que se echara a reír con ganas, sin nada de vergüenza.

—Ya deberías de saber que pasó casi una década antes de que alguien se les pudiera acercar a menos de un kilómetro a Rosalie y a Emmett —farfulló, tirando de él para que se le acomodase encima. Su enorme figura masculina la cubrió con prontitud y sus mano enorme le delineó la mejilla con la palma abierta, embelesado por su sonrisa tan llena de vida— exijo que tengamos nuestra propia década ¡una década para hacer cosas ricas en todo el mundo!

—¿Para que quieres una década si podemos tener toda nuestra inmortalidad? —Curioseó, intrigado, buscando hacer conversación. La castaña se lo pensó un poco, sintiendo como le acomodaba el cabello, su piel rozándole la suya con una suavidad que la ponía a jadear con gusto muy bajito.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora