𝟴. 𝙏 𝙤 𝙪 𝙘 𝙝

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Estaba decidida a vencer a Emmett. Iba a hacerlo, le enseñaría que con ella no se jugaba, que podía demostrar ser más de lo que aparentaba. Sí, su disposición estaba siendo más grande que en otras ocasiones, pero debía admitir, que había sido lo único interesante que había hecho desde que llegó a Forks además de seducir a cierto sureño.

No sabía ni qué ponerse. Alice había dicho que fuera cómoda, con ropa que le sentara ligera para poder moverse con soltura, además debía añadir, que ya que les acompañaría durante toda la cacería, debía ser conciente de que sí le quedaría algo de polvo encima.

Era un muy mal momento para tener solo pantalones ajustados.

—Es broma ¿verdad? —Se burló el gigantón de su hermano al verla salir de la casa. Le sacó la lengua de forma infantil, mientras que Alice aduló su conjunto.

Había decantado por ir en una falda negra de tablones que le permitía correr en libertad. Se había colocado medias negras que le llegaban a los muslos, porque no le gustaba nada la sensación de las ramas y hojas al chocar con su piel mientras avanzaba veloz. Vistió con un suéter inmenso también negro que ya estaba un poco desgastado, creyendo que sería mejor que cualquiera de sus blusas o sus tops y para no arruinar sus bonitos tacones, se calzó un par de zapatillas deportivas a juego, con una suela tan alta que le proporcionaba los centímetros necesarios para poder serlo un poquito más.

Trató de contener su impulso por sonreírle a Jasper, que no se molestó en disimular la mirada que le dirigió a toda su esbelta figura. Onix debía centrarse, iba a hacerle ver a su hermano mayor y enorme que no debía subestimarla.

Rosalie se quedó callada junto a una parlanchina Alice que chillaba defendiendo el atuendo de Kekek, mientras que el otro solo podía decir que sin comodidad era imposible que le ganase.

—Basta, Jasper —le pidió Edward al rubio miel, atrayendo la atención del trío que peleaba no muy lejos de ellos.

—¿Podrías ser más discreto? —Cuestionó con dureza el aludido, enfadado, mientras que el resto se aguantaba la risa.

—Es mi hermana —farfulló, en un gesto sobreprotector que le causó más gracia a los demás, incluida la preciosa vampiresa rubia que se mentía lejana.

—¿Estás lista para tu derrota? —Molestó el inmenso Cullen que fue directo a hacerle cosquillas a la menor.

Se retorció entre risas cuando sus dedos fueron picoteando sus costillas y abdomen. Sus manos trataron de detenerlo pero era más ágil, así que allí estaba ella, tratando de que dejase de hacer eso porque el hecho de que le hicieran ese cosquilleo era su debilidad.

¿Dónde estaba Carlisle cuando lo necesitaba? ¡Él siempre podía controlar cuando le hacía eso! ¡Necesitaba ayuda!

—¡Ya! ¡Sabes que no me gusta que me toquen! —Gritó entre risas, abochornada, cuidando no terminar en el suelo.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora