𝟯 𝟭. 𝘼 𝙏 𝙖 𝙨 𝙩 𝙚

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Suspiró con pesadez y admiró a Jasper leer. El rubio parecía concentrado en lo que hacía y ella se removió en su posición, inquieta, ansiosa por sentirlo más cercano a su piel desnuda.

Él sonrió y se detuvo a mitad de su lectura al verla y oírla ronronear contra su dermis. Parecía encimismada en ello, como si de esa forma pudiese conservar parte de su escencia masculina pegándosele en la delicada tes pálida.

Deslizó uno de sus dedos por toda la curvatura de su espalda, delineando el contorno de su figura con suavidad, deleitándose al escucharla gemir gustosa por su toque, por esas atenciones sublimes que le generaban tanto placer.

—Ahora que me gradué podemos hacer lo que quieras —le susurró Hale con dulzura, haciéndola reír.

—Deberías de explicarte bien a que clase de cosas, Jasper —murmuró contra su pecho, el frío que emanaba siendo deleitante junto a la temperatura de ella. Se preguntó cómo habría sido sentirlo de ella ser humana, con la piel caliente y un corazón latente— porque comienzo a imaginar cosas sucias.

—También es una buena opción —respondió, colocando el libro a un costado de su anatomía. Onix aprovechó para alzarse un poco de su posición, buscando su rostro para comprobar si le estaba tomando el pelo, pero él sonreía con picardía y dulzura, consiguiendo que ella se riese embobada, excitándose con prontitud por sus atrevidas declaraciones— ¿vas a decirme que ahora no quieres?

—Aún tienes que castigarme, Jasper —apenas pudo pronunciar. La barbilla le trastabilló producto de su nerviosismo y comenzó a temblar cuando la mano de Jasper se le plantó en la cintura, afianzando sus dedos poco a poco hasta hacerla gemir por su rudeza.

El rubio gruñó mirándola a los ojos ocres. Fue fascinante para ambos ver el cambio de sus irises, que se tornaron oscuros producto de su apetito que veloz se incrementó. La sonrisa ladina del vampiro la hizo jadear y terminó soltando un chillido cuando en cuestión de un parpadeo la puso boca abajo contra el suelo, aplastándola con cuidado.

Se sintió desfallecer cuando el miembro ya endurecido se le frotó contra la carne de sus esponjosas nalgas y todo pareció multiplicarse cuando le tomó las muñecas y se las sostuvo a la espalda con una mano, mientras con la otra le apretó el rostro contra el suelo cubierto por la manta que solían usar.

Onix gimoteó ansiosa al sentir su virilidad húmeda y se respiro agitada cuando la punta se le metió en la línea estrecha de su trasero, cuando se deslizó por su zona erógena de arriba abajo con los movimientos firmes de Jasper, abrumada al pensar en que se iba a internar en ella.

Pero no, solo la torturó al hacerla creer que se deslizaría entre sus pliegues sensibles. Tras dejarla bien acomodada con la mejilla contra el suelo, sujetó su masculinidad con una mano para poder paséarselo por los labios inflamados. Gruñó al escucharla gimotear; el frío de su anatomía le acarició con delicia y continuar tentándose a sí mismo fue arrollador.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora