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Jasper admiró la puerta de la alcoba de Onix una vez más, aguardando a que ella saliera de allí. Llevaba una hora de pie esperando y seguro planeaba quedarse todo el día en el mismo lugar como había hecho el día anterior y el anterior a ese.
Escuchó los pasos de Kekek desde el otro lado. Siempre iba de aquí para allá, moviendo y rompiendo cosas por accidente. La había escuchado maldecir por las cosas que se le caían. Movía cosas cada cierto tiempo y después, solo existía silencio, como si hubiese desaparecido de aquella habitación.
Tampoco podía entrar. Tanto las puertas del balcón como la de entrada llevaban el pestillo puesto a todas horas y no quiso osar a forzarlas para no inquietarla o invadir su privacidad. Le dio su espacio, rogando a que ella fuese a él cuando se sintiera lista, sin embargo, debido a su tardanza, comenzaba a creer que nunca iba a hacerlo y eso lo tenía aterrado.
Además, sentir lo alterada y nerviosa que se hallaba del otro lado lo mantenía preocupado. Se solía cuestionar mucho si debía o no enviarle algo de calma, de confort.
En ocasiones sin importar lo incómodo que era solía contener la respiración, esperando a que de esa forma ella encontrara motivación para salir. No ocurría.
Hubo un momento en donde creyó que Onix al fin saldría; sus piecesitos se habían plantado frente a su puerta y la escuchó tomar el picaporte. Expectante se quedó esperándola, dispuesto a lanzarsele encima y castigarla sin importar quién estuviera en casa por la angustia que le generaba su aislamiento y distancia. Debía hacerle ver que pertenecían a dónde el otro estaba.
No iba a negarse y a cuestionarse ni otro poco. No podía temer más al hechizo que Onix Kekek había colocado en él. Iba a entregarse a ciegas a lo que aquella mujer le hacía sentir, con mente y sentires abiertos a explayarse a ella.
Pero Nix seguía encerrada, encajonada en aquellas cuatro paredes.
Frustrada, terminó de guardar sus cosas en su vieja maleta. Se pasó los dedos por el cabello para deshacer los inexistentes nudos y procedió por recostarse en su cama, envuelta en las suaves telas de su esponjoso edredón oloroso a suavizante de lavanda.
La llenaba de impaciencia que sus documentos aún no estuvieran listos. A sabiendas de que podría irse en cualquier momento los había pedido desde hace casi un mes. Siempre los conseguían incluso con un día de antelación y ahora, no era así. La retenían, incrementando sus miedos y generando rencores.
¡¿Por qué la obligaban a quedarse?! ¡No quería quedarse!
Permanecer encerrada comenzaba a sacarla de quicio. Quizá hubiera disfrutado de su encierro si tan solo supiera que Jasper no se encontraba afuera. No le importaba si alguien vagaba por allí, pero la ponía ansiosa el pensar que mientras se tocaba para mantenerse con la mente dispersa y relajada, él podía estar escuchándola, quizá, incluso ordenándole la forma de tocarse.
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𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper Hale
FanfictionOnix era un pecado, el más sensual y misterioso pecado que Jasper quería cometer. ꒰𝐁𝐑*ૢ。゚⚘݄꒱₊_______________ En el instante en que cayó bajo el hechizo de Onix Kekek, no hubo forma alguna de escapar de él, del canto que le envolvía cada vez que su...