𝟲 𝟲. 𝙒 𝙖 𝙧 𝙙 𝙧 𝙤 𝙗 𝙚

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Jamás había sido complicado estar alrededor de Onix. A su lado todo siempre fue sencillo y la entendía con facilidad la mayor parte del tiempo. La complicidad que compartían era única y maravillosa. Solo bastaba sentir sus emociones y mirarle los ojos para entenderla, pero ahora no podía. Quizá era por el hecho de que se mostró distante y callada como jamás estuvo desde que la conocía.

Le echó una ligera miradita para que no lo atrapara mirándola. Llevaba días así y evitaba a toda costa hablar con cualquiera de ellos. Emmett había intentado molestarla llamándola bruja, a lo que no le respondió, solo le sonrió y le siguió la conversación, por mucho que intentara él fastidiarla. Alice intentó diciendo que podía acompañarla a ver su nuevo estudio, uno que consiguió en el centro de la ciudad en Seattle para su nuevo negocio como diseñadora, pero no quiso escudándose bajo la excusa de que le estorbaría. Esme le hacía compañía cuando hacían de comer juntas para Renesmee y junto a Rosalie la cuidaba.

Habló un par de veces por teléfono con Polux, que se mantenía informado sobre el estado de la familia y estudiaba en silencio sobre cine sin molestar a Carlisle cuando este trabajaba en la biblioteca superior.

Jasper intentó provocarla encerrándola en el estudio que poseía en el segundo piso. Funcionó al principio, Onix se dejó llevar por sus besos fogosos, sonriente y algo más animada por tener su compañía, pensando en lo bonito que era poder encontrar un poco de privacidad para saciarse; ya estaba montada en el escritorio a punto de que ambos terminaran en la cúspide de su anhelo mútuo, jadeando ansiosa y desesperada... cuando chilló «blanco».

Ninguno de los dos creyó que en algún momento lo fuese a decir. Se sintió avergonzada y solo lo besó, antes de bajar a adelantarse con las cosas que debían siempre tener listas para su sobrina.

Quiso decirle que no tenía porque sentir vergüenza, pero escapó con velocidad y no quiso molestarla. Ahora, estaban por volver a las Maldivas, a esa casa que compartían y que mandó a producir más para que tuviesen mayor comodidad. Kekek hacía sus maletas con calma, la voz de Lady Gaga sonando de fondo.

—¿Ya terminaste con tu maleta? —Curioseó ella concluyendo de acomodar varios de sus productos de aseo personal en su valija. No sabía si era posible sentirse sofocada, pero de pronto se sentía así, como si no existiese aire fresco— estaba pensando en solo llevar una. Supongo que lo más importante lo dejé en casa —farfulló.

La impaciencia la carcomía por querer irse, impaciente por dejar de escuchar a Bella alardear de sus dones y capacidades ahora que era inmortal.

—Ya. También revisé el auto que estuviese en buenas condiciones —informó, llegando hasta ella con su velocidad vampírica. Ella asintió, conforme, aunque terminó riéndose bajito cuando sus manos la sujetaron por la cintura y tiró de ella lejos de la maleta que armaba— te extraño, Nix —susurró con dulzura sobre su cuello. Le rodeaba la espalda con su inmensa musculatura y a ella le encantó eso, que fuese imperioso con su anatomía. El contraste que existía entre sus dos personas le resultaba gratificante y armoniosa.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora