𝟮 𝟵. 𝘾 𝙤 𝙣 𝙛 𝙧 𝙤 𝙣 𝙩 𝙖 𝙩 𝙞 𝙤 𝙣

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Dos noches antes de la imponente batalla contra neófitos, junto a su familia, Onix Kekek había salido de casa, a sabiendas de que debía alimentarse bien si quería tener la fuerza necesaria para poder defenderse aunque sea un poco.

Bajó de un brinco, con su nueva ropa deportiva. Por la tarde, después de que Alice regresara de su visita con los Swan, juntas habían ido a Olympia para poder comprarle ropa adecuada para esa noche y el día siguiente.

Se sentía rara. No había usado zapatillas deportivas desde que era mortal, hace ya muchas décadas atrás. Los pantalones le sentaban lo que ella pensaba como una forma rara, la polera se le afianzaba un poco holgada y la sudadera le quedaba a la medida.

Al verla, para Jasper le fue imposible no sonreír enternecido por verla luchar por acomodarse las prendas. Onix estaba acostumbrada a la ropa elegante y atrevida, era su segunda piel y le daba mucha comodidad. Aquello era extraño.

De igual forma, consideró que lucía como una muñequita. Sus largas piernas incluso cubiertas al cien por ciento se veían fenomenales. La tela de la prenda se le acomodaba perfecto en el esponjoso trasero y su parte superior se veía estilizada a sobremanera.

—Me siento como un mono enjaulado —le murmuró con desagrado, tirando de las mangas de su sudadera con frustración.

Él se rio y la tomó desprevenida al sujetarla de las mejillas para besarla. Nix cedió con facilidad y aunque le picaba una etiqueta en la nuca, se olvidó de eso para seguirle el beso dulzón de Jazz.

Últimamente la llenaba de besos dulces, tiernos y amables que a pesar de que le gustaban la dejaban fuera de balance, confundida y llena de temores. Era la forma confiada y segura con que la tocaba con amabilidad, quizá y se hallaba en el hecho de que había aceptado emociones que en realidad desconocía, porque cuando creyó sentirlas había sido cruelmente traída a la tierra, a la realidad.

Jasper no era un príncipe de cuentos de hada... por eso le daba tanto pánico verlo así.

—Eres una bella monita —susurró contra sus labios, tan adorable que Kekek no creyó poder soportar tanto cariño.

—No sé cómo tomarme eso, pero gracias —masculló, tratando de no mostrarse avergonzada.

Al poco rato llegó el resto de la familia y como solían hacer, antes de dirigirse a su cacería se colocaron en posición, como quien va a iniciar una carrera. Se acomodó el cabello tras las orejas y le sacó la lengua burlona a Emmett cuando el mayor bromeó sobre vencerla al cazar algo más grande que ella.

Saltó hacia la primera rama que vio apenas los dejaron partir y más motivada que nunca, se balanceó entre las ramas de los árboles, diciéndose que ella podría con todo lo que se propusiera, incluso si eso era ponerse vulnerable con alguien... en específico con Jasper Hale.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora