𝟳 𝟰. 𝙁 𝙞 𝙜 𝙝 𝙩

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Cuando el par de rumanos arribaron en Forks, sabía que las cosas no podían ir bien, menos ahora que tenía conocimiento sobre los planes de Aro. Ya al fin cada cosa que había visto tenía sentido y ahora, prestaba total atención a cualquier cosa que pudiese pasar frente a sus ojos.

Se sintió aliviada cuando en una de esas visiones pretéritas a quien vio fue a Jasper. No pudo analizar demasiado alrededor pero comprobar que él se hallaba bien la dejó calmada. Solo por eso y verlo tan guapo como siempre es que el confort llegó a ella y se prometió dar todo de sí con tal de volver a esa tranquilidad y felicidad que compartía con él y su familia.

—Cuando Aro quiere a alguien de un clan, no tarda en encontrar evidencia que pruebe que ese clan cometió algún crimen —dijo Eleazar cuando hicieron una reunión en la noche tras entender que la unión de los seniles vampiros no era por mero apoyo a la causa. Edward miró a Onix y ella solo se pudo quedar con la cabeza gacha, deseando a que la tierra la tragara.

—Entonces ha hecho esto antes —dedujo Bella.

—Sucede muy pocas veces, nunca noté un patrón —masculló el español. Carmen y Kekek le dieron la razón. La última vez que vio algo así fue en el clan Chino, un grupo que permanecía oculto pero con un integrante con grandes dotes que era bueno mantener dentro de la Guardia.

—Parece que siempre perdona a una persona si piensa que está arrepentida —opinó Carlisle.

—No. No importa si está arrepentida o no —corrigió Onix, con suavidad y rabia— solo con que tenga lo que él quiere. Una pieza más en su ajedrez.

—Esa persona siempre tiene una habilidad —secundó las palabras de la joven inmortal el ex integrante Vulturi, con seriedad— y siempre se le da un lugar con la Guardia.

—Todo esto es por Alice y Onix —susurró Edward, alarmándola al decir aquello y él mismo se dio cuenta de su error en el instante en que se giraron a ver a la rusa, que hasta ese momento les había parecido a todos una mujer pequeñita y curiosa.

—¿Qué quiere de Onix? —Inquirió Rosalie con velocidad. No supo qué decir el cobrizo, aún cuando fue su desliz.

—Es solo porque ya fui parte de.

—Pero también Eleazar —añadió Kate, suspicaz.

—El rango de Onix era mayor al mío —defendió con velocidad el mencionado, para seguir manteniendo oculto aquello justo como la inmortal se lo pidió.

—Por eso se fue —bramó Bella.

—¿Para qué necesita testigos? —Le siguió Emmett.

—Para correr la voz de que se ha hecho justicia —intervino Alistair junto a Gyeong-hui, con quien había comentado algo como eso pero lo dejaron como una especie de teoría conspirativa que desgraciadamente, era verdad— después de masacrar a todo un clan —añadió con sátira.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora