• ────────── ✾ ────────── •
Para Onix Kekek aprender a sentirse bien había sido una de las cosas más complicadas a las que se tuvo alguna vez que enfrentar. Recordaba haber sentido miedo y frustración, atemorizada ante la idea de dejar entrar a una persona tanto en su vida, colocándose muros para resistirse a la unión con cualquiera que se le acercara, como un gatito asustado en la oscuridad, que tras ser atacado por las bestias de la noche había hecho lo imposible para tratar de —y quizá dramatizaba— sobrevivir.
Sin embargo, debía de darse algo de mérito. A pesar de que le había costado tantísimo, un largo camino por recorrer y mucho tiempo, no iba a hacer menos su dolor, ni su esfuerzo, a pesar de que había sido casi una obligación hacerlo, o quizá sólo se dio. En realidad no tenía idea alguna, mas no era impedimento para poder reflexionar sobre ello, sobre como tuvo que atravesar su propia tormenta para ceder a la paz, a la tranquilidad, a la armonía y a un amor inmenso y sincero.
Justo después de que la ayudó a terminar de asearse, ambos se acomodaron uno junto al otro en la enorme cama, charlando sobre comer de verdad y salir a caminar por la noche, cuando las estrellas tilitaban y solo la serenidad del bosque se escuchaba. Enredada en sus brazos lo escuchó con atención hablarle sobre su época, sobre cómo las cosas eran por completo diferentes y que a veces le generaban conflicto; fue atenta al oírlo hablar sobre sus temores, de esas cosas que a veces le acongojaban y que en ocasiones seguían persiguiéndolo, pero que la mayor parte del tiempo, cuando se encontraba junto a ella, todo parecía enclarecerse, como si no existiese algo que pudiera derrumbarlo porque junto a su adorada rusa se sentía capaz de cualquier cosa.
La hizo enternecerse y que las ganas por llorar aparieran porque sabía lo emocional que podía llegar a ser y la amaba por eso y muchas otras cosas. La tuvo entre sus brazos, acariciándole la piel desnuda mientras siguió hablando, confesándose de esos pecados que cometió, de los delitos del pasado y cualquier minímo secreto, seguro y confiado entre el cuerpecito de Onix, que sonriendo con dulzura se detuvo a solo escuchar, embelesada con los montones de cosas que aún le quedaban por conocer de Jasper Hale.
Juguetearon a su debido momento, ardiendo en esa sinergia que creaban y los atraía al otro, en un magneto poderoso que siempre los conducía a buscarse con urgencia, con desespero, ansiosos por fundirse en el templo del otro, profesándose entre mordiscos y besos desesperados, toques intensos y gemidos de placer el inmenso amor que destilaban el uno por el otro.
Entre risas se dirigieron a su habitación para solo tumbarse de nuevo en el colchón, para hacer nada más que quererse en las paredes de su hogar, resguardados en el lecho de su afecto.
—Creo que jamás he sido del todo sincera contigo —susurró con suavidad, colocándose sobre sus rodillas para enfrentarlo cara a cara, por primera vez, envalentonada para poder confesarse mirándole a los ojos, convencida de que tenía la voluntad en hierro ahora para conseguir decirle con claridad todo lo que sentía, sin embargo, pronto se vio intimidada por sus orbes dorados que le escudriñaron con dulzura, con ese brillo que la ponía loca porque no sabía cómo era posible que él sintiese tanto por ella, como ella podía sentir tanto por él—. No sé ni por dónde comenzar, pero creo que jamás te agradecí por todo lo que hiciste por mí —murmuró, con una sonrisilla llena de ternura, con los ojos aguados por la ponzoña que no la dejaba llorar agusto.
ESTÁS LEYENDO
𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper Hale
FanfictionOnix era un pecado, el más sensual y misterioso pecado que Jasper quería cometer. ꒰𝐁𝐑*ૢ。゚⚘݄꒱₊_______________ En el instante en que cayó bajo el hechizo de Onix Kekek, no hubo forma alguna de escapar de él, del canto que le envolvía cada vez que su...