𝟮 𝟰. 𝙄 𝙩 ' 𝙨 𝙔 𝙤 𝙪 & 𝙈 𝙚

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Caminar en medio de la noche por el bosque le gustaba, más después de tantos días de tensión y angustia, además de que la compañía de Jasper siempre le gustaba por montones incluso más allá del sexo.

El silencio los acompañó mientras continuaban en su andanza. Llevaba los sentidos alerta, esperando a poder hallar algo que pudiese aplacarle la sed por el tiempo suficiente así como para poder entrenar un poco. Cada tanto él la obligaba a practicar. Recordaba cómo le había dicho que era débil y pequeña —se enfadó un montón con él por eso— pero que tenía muchísimas agilidad e ingenio para poder ganarle a cualquier contrincante si hacia uso correcto de sus armas.

Noches como esas le hacían recordar pequeños detalles de su pasado que ahora ya llevaba en un viejo baúl dentro de su mente. Podía pensar en esas ocasiones en que paseó junto a su padre a la orilla del muelle con el cielo oscurecido lleno de estrellas tilitando o estar recostada a mitad de la calle junto a su hermano mayor admirando la luna.

Despertó de su ensoñación cuando los dedos de Jasper buscaron los suyos con suavidad a mitad de su andanza. Sonrió, enternecida con su contacto y esos gestos que a ella le gustaban, esa adorable forma que tenía para tratarla y mantenerla bien cerca a él.

Le enredó los delgados dedos a los suyos, y se maravilló por el inmenso contraste que había entre sus manos.

—Estos días han sido horribles —susurró con pesadez, caminando bien juntito a él, que sonreía embelesado con la dulzura de su cuerpecito buscándole con discreción— deberíamos tomar unas vacaciones.

—¿A dónde te gustaría ir? —Curioseó, intrigado por su respuesta, pensando en lo encantadora que lucía esa noche.

—Antes de venir aquí, estaba en Marsella —contó sonriente, recordando la soleada ciudad y sus costas deliciosas— y planeaba ir a Grecia después de esa parada.

—¿Te gusta la playa? —Indagó, en verdad interesado. Caviló un par de segundos, considerando la respuesta a ello; ¿de verdad le gustaba?

—No lo creo. Me gusta el agua —corrigió radiante, con una bella sonrisa en sus labios pintados en un suave labial rosa que le brindaba un montón de naturalidad y color— de niña me gustaban mucho las sirenas. A veces hasta creía que yo podía ser una. ¿Quién diría que terminaría siendo una vampiro?

—Una vampiro muy adorable a decir verdad —admitió, endulzado por lo inocente y risueña que en ese momento le parecía.

—Ah, pensé que dirías «ardiente», pero sí, también —bromeó y ambos se echaron a reír con suavidad.

El silencio volvió. Aquella noche no les había tocado guardia a ellos en casa de los Swan, así que en su salida de cacería, habían tomado la decisión de despejarse un rato, ansiando a compartir más tiempo juntos ya que desde que comenzaron con aquella rutina, en conjunto de las clases y demás, apenas tenían momentos para verse, para poder disfrutar de la rica compañía del otro.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora