Capítulo 76: Enemigo.

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Capítulo 76: Parte uno.

No había palabras para describir cómo me sentía, todos mis sentimientos se paralizaron, mi cuerpo no sabía cómo reaccionar, la negación fue lo primero que había en mi mente, esto no era cierto, era una mentira, una muy cruel.

— ¿Q-qué estás haciendo? — Susurré con la voz entrecortada — ¿Qué estás haciendo? — Avancé un poco, pero esto ya no era una mentira — ¡¿Qué es lo que estás haciendo?!

Los dos lugares que estaban vacíos a los costados de Gadrel ahora estaban ocupados, su flanco derecho era custodiado por Einar, y a su izquierda permanecía él.

—No es cierto— musité cubriendo mi boca, pronto una sonrisa se dejó entrever —...n-no es cierto, tú...tú no.

La tristeza y la ira pasaron a segundo plano, la humillación y el estar siempre detrás me pareció una burla y reí, por lo estúpida que podía verme ante Gadrel, porque yo no era una Reina, Aidan no era suficiente para ser llamada la gran Illazki.

Derrota tras derrota, traición tras traición, humillación tras humillación, esto era yo.

— Ya no puedo más— seguí riendo— ¿qué es lo que necesitas? — Extendí los brazos entregándole todo — ¿más soldados? ¿Mis Guardianes? ¿Mis Guerreras? ¿Mi...? no, ya lo tienes ahí.

Limpié mis mejillas, ya no había lágrimas por derramar ya se habían acabado, pero el dolor se mantenía, oprimiendo, desgarrando, matando.

—Creí que sabías qué era lo que quería de ti— Gadrel pronunció despacio confundido ante la repentina risa que me envolvía —solo necesito tres cosas de ti.

Miré mis palmas extendidas, la sangre había parado, pero aun así quedaban los rastros de la misma en mi mano izquierda, en un instante resplandeció ante el elemento Fuego, Viento, Tierra y Agua, todos brillando demostrando el símbolo que representaba cada uno, la rosa, el tornado, el águila y por último el hermoso pez saltarín, al final de la proyección el elemento formó la silueta de una pequeño niño. Podía soportar todo, menos perderlo a él.

La risa cesó, cerré mi mano fuertemente hasta que mis nudillos se pusieran blancos.

—Puedes quitarme a quien quieras— murmuré despacio— pero jamás permitiré que me lo arrebates.

Serena me vio con pesar, la siempre sonrisa de Gadrel no estaba, y a su izquierda el Soldado Renaciente nos miraba sin emoción.

Se acabaron las sonrisas cálidas, se acabaron las mentiras.

—Por hoy tengo lo que quería, es tiempo de volver— El líder de los solitarios ignoró mi comentario y las palabras de él fueron una orden para sus acompañantes. Poco a poco los solitarios comenzaron a irse, uno por uno perdiéndose entre el inmenso bosque de la manada Agua, totalmente victoriosos.

—Aidan— no volteé —debemos irnos.

—Sí— asentí— debemos irnos— sorbí mi nariz, Gadrel comenzó a irse con Einar siempre a su lado, solo quedaba su Soldado Renaciente y Serena mirando en nuestra dirección— ¿Recuerdan lo que me prometieron?

—No— Mason de inmediato puso su mano en mi hombro.

Sobre puse una mano sobre la de él, sonreí.

—Me lo prometiste— no sé qué aspecto tenía, pero Mason cedió.

—Estamos a su espalda señorita, n-nosotros no la dejaremos caer— las palabras entrecortadas de Trent me alentaron.

Ahora los dos solitarios de antes nos dieron la espalda siguiendo a su Alfa. Mi vieja amiga se blandió de nuevo, estaba vez el aura de la lanza de Tierra era distinta.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora