Capítulo 30: Te pertenezco.

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Capítulo 30:

—Ilikai— le llamó la chica rubia al pequeñito para después ver al soldado detrás —Mason —susurró.

—Ella es la futura Luna, Aidan— nos presentó, la chica de vestido floreado me miró unos segundos con una sonrisa de preocupación, después miró de nuevo al niño con una sonrisa falsa.

—Ilikai, ven con mamá— el niño se aferró más a mis piernas soltando risillas.

Le sonreí a la madre del pequeño que veía con total vergüenza al niño.

Me agaché junto al pequeño tomando sus manos.

—Ilikai, hermoso nombre— sonrió — ¿a qué es lo que juegas? — pregunté, él solo se soltó y después con su dedito índice aplanó mi cachete para luego reír.

—Está blandito— comenzó a reír, sacándome una sonrisa, parecía un niño realmente tierno.

— ¡Ilikai! — le regañó la chica y él me soltó y salió corriendo hacia su madre, con la cabeza gacha.

—Lo siento mamá— musitó con ternura.

—Hablaremos en casa.

—Soy Aidan— me puse de pie y luego alcancé la mano de la chica rubia y la sacudí, luego miré a Mason — ¿esto es de lo que hablabas?

—Así es, ella es conocida de Lía y ha venido a pedirte ayuda.

—Soy Elif— me tendió un trozo de papel —es de parte de Lía.

—Hablemos en un lugar más cómodo— le señalé a las mesas delante de nosotras —Ilikai, ve a jugar con Mason— el soldado me vio como si bromeara.

— ¡Si! — Gritó el pequeño, después miró a Mason — tú las traes— lo picó en el estómago y corrió, el chico también salió disparado para atrapar al niño.

Comencé a desdoblar el papel algo arrugado y comencé a leer.

Aidan:

Sé que no nos conocemos, ni somos cercanas o algo por el estilo, sin embargo, el poco tiempo que estuvimos cerca, y por las circunstancias en las que nos conocimos, sé que eres una buena persona y de amable corazón, apoyaste a mi hermano en sus últimos momentos y salvaste a mi amigo Mason, no te he dado motivos para que me ayudes, pero quisiera que apoyaras a mi amiga Elif, está pasando por una situación difícil, ha venido viajando desde muy lejos con su hijo y por ello pido que la ayudes con protección y un trabajo en la manada, a donde sea para sostener al pequeño Ilikai. La persigue el líder de los solitarios, te lo hago saber a ti, porque sé que no eres una simple mensajera de Illazki. Lamento pedirte todos estos favores, créeme que te pagaré por cada uno de ellos.

Lía.

Miré hacia donde el chico perseguía al pequeño de rizos dorados, ambos riendo, después miré a la chica que mantenía sus manos entrelazadas, se veía nerviosa.

—Yo... créame cuando le digo que pagaré todo lo que gastará, lo haré— le sonreí para poder alivianar un poco el ambiente.

—Lo haré, tendrás mi protección y mi cuidado— sus ojos de distinto color se iluminaron al escucharme.

—Muchas gracias, muchas gracias— repitió, tomó mis manos y les dio un ligero apretón, incluso pude ver que estaba a punto de llorar.

Rio mientras limpiaba bajo sus ojos, su pequeño hijo la vio, la sonrisa que desbordaba se quebrantó al ver a su madre llorar.

— ¿Mamá? — Se acercó — ¿Por qué lloras, mamá?

—No, no— peinó sus rizos dorados del pequeño —estoy feliz.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora