Capitulo 80: Abismo.

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Capítulo 80:

Ahora ya nada es confuso, sé lo que hago, lo que haré y lo que hice.

Ya no hay dudas, ya no hay temor, solo existe la valentía para afrontar las consecuencias.

Ya no hay miedo.

El viento se cortaba con una rapidez espeluznante mientras caía, mi cabello sonaba desesperado cortando el aire y mis manos estaban extendidas en la espera de sentir el Elemento Agua.

El Elemento Fuego estaba representado en las furiosas llamas extendidas en todos los límites del barranco, que ilusos trataban de alcanzarme y cuando el fuego parecía tocarme, el agua me cubrió abrazándome con tanta fuerza que dolió.

Mi cuerpo parecía un pedazo de tela insignificante en medio del mar, mientras que las olas producidas por el vibrar de la Tierra me tragan una y otra vez.

Tenía que doler para poder despedirlos, esto no era algo que ellos quisieran, pero era Illazki y me obedecían.

No sé en que momento, pero mis palmas se juntaron tratando de invocar el elemento Viento, el cual entendió mi llamado y me cubrió creando una burbuja lo suficientemente grande para que cupiera todo mi cuerpo dándome unos segundos para recuperarme de la feroz agua que parecía hundirme cada vez más.

Sin embargo, aquella esfera no podía soportarlo más y comenzó a resquebrajarse, múltiples grietas comenzaron a acentuarse permitiéndome tomar a penas un respiro antes de que reventara por completo y de nuevo volviera a aquel río furioso.

No tenía miedo, aun cuando el agua comenzó a tranquilizarse, ni si quiera cuando una cadena de Tierra comenzó a crearse tomándome ambos tobillos aferrándose con fuerza llevándome hacia abajo.

Lo físico no era lo que me preocupaba, los recuerdos y volver a vivir memorias dolorosas no era algo que quisiera.

Pero necesitas recodar para poder vivir, no quedar atrapado, pero siempre recordar aquello que nos hizo daño para no volver a repetirlo.

Podía recordar muchas cosas en medio de ese silencioso y profundo río, podía recordar a quién quisiera mientras mi cuerpo era llevado hasta el abismo y me ahogaba, pero el recuerdo de un par de ojos cafés vino a mi mente cuando las cadenas me arrastraban cada vez más abajo, donde los rayos de la luna no podían atravesar, un lugar tenebroso y lúgubre.

"Prométeme que hablarás con ellos"

"Si tienes esto, no estarás sola, estaré aquí"

Aquella cadena de oro, aquel regalo que al recordar al dueño mi corazón sangraba, ondeaba suspendida entre aquellas aguas silenciosas y profundas, de pronto, su figura apareció a mi lado, traía una ropa cómoda mientras una sonrisa estaba por todo su rostro me tendió su mano, pero cuando quise tomarla, más cadenas del elemento Tierra las envolvieron y lo obligaron a alejarse.

—Estoy aquí.

Grité, luché y volví a gritar tanto como pude, hasta que las cadenas se rompieron y traté de ir por él nadando tanto como podía mientras la mano de Scott estaba tan cerca de mí, quería llorar al ver que no lo alcanzaba, pero cuando estuve a punto de tomarlo el rostro de Scott desapareció, ahora, sus ojos verdes me miraban asustados y desesperados.

El pequeño Ethan Dawson estaba frente a mí, lucía perdido, asustado y estaba ahogándose.

No puedo permitir que ocurra de nuevo, tengo que salvarlo.

"Cuando yo caiga, cuando me encuentre de rodillas, extenderé mi mano y encontraré la tuya dispuesta a levantarme" Su rostro infantil cambió, ahora estaba mi Amicum tal y como lo recordaba, su voz se hundió en mi pecho y nuestras manos se entrelazaron tocándose por fin.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora