Capitulo 21: Veredicto final.

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Capítulo 21:

La lluvia ahora caía con delicadeza mientras caminaba descalza y con la mirada fija en el suelo.

Hacía unos cuantos minutos de lo ocurrido con Mason y los gritos de agonía seguían resonando con fuerza por mi cabeza.

Estando unos metros antes de llegar, una mano se posó en mi hombro haciéndome sobresaltar.

— ¿Se encuentra bien? — Los ojos de Trent me inspeccionaron unos segundos, acto seguido se quitó la chaqueta que traía puesta y la colocó en mis hombros. — ¿se encuentra bien? — repitió y esperó por mi respuesta que al no tenerla volvió a insistir. — La hemos estado buscando, vimos que fue tras Mason, pero cuando lo encontramos no había rastro de usted, creímos que la había atacado, pero él se encontraba en un muy mal estado...

—Estoy bien— bruscamente le respondí —e-estoy bien— dije soltando un suspiro.

Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos, el chico debatía en volverme a preguntarme, no obstante, no dijo nada más.

—Bien, pase por favor, la están esperando. Hace unos minutos llegaron los Alfas.

Asentí y ambos caminamos hacia la entrada que ya era custodiada por más hombres de la manada, todos con su aspecto intimidante que inclinaron la cabeza en cuento me vieron en un acto de respeto.

Trent y yo seguimos hasta llegar a la entrada, la antes torrencial lluvia ahora solo una leve llovizna.

Antes de llegar cerré los ojos y agudicé mis sentidos, sentía el calor de las tazas de café que estaban siendo preparadas, su exquisito olor, las risas de los niños en la cocina, luego el silencio de la sala, los cuartos, no había nadie aparte de los ayudantes de la manada, podía entrar segura de no encontrarme a nadie, todo lo contrario, a lo que Trent había dicho.

Ambos entramos, yo con más seguridad al saber que estaba vacía la casa.

—Iré a mi cuarto— informé mientras sostenía la chaqueta hacia el chico —gracias.

El asintió y comencé a caminar lejos del soldado hacia las escaleras, cuando un movimiento me alertó. El sonido de pasos venía de afuera y se acercaban, así que apresuré el paso en las escaleras, al llegar a mitad de las mismas me detuvo su voz.

— ¿Aidan? — la preocupación en su voz era obvia, Jev estaba preocupado.

— ¿Dónde estabas? — pregunta otra voz, pronto, sentí nuevas presencias, pero me negaba a voltear si quiera.

— ¿Te encuentras bien? — la cálida voz en las palabras de Corina me hizo voltearme.

—S-sí, estoy bien— sus rostros me inspeccionaron tanto mi atuendo como mi rostro.

Sus ojos azules deseaban ver mis sentimientos, pero ya había creado una barrera.

— ¿Dónde habías estado? Estábamos preocupados, supimos que te habías transformado, aunque nadie te vio eso es lo que...

—Estoy bien, iré a bañarme, si me disculpan— di media vuelta y di un disimulado y ligero respiro, seguí caminando, pero no pude dar el siguiente paso.

—Te acompaño— me volteé y seguí con la mirada cada paso que daba él hasta llegar a mi lado, Jev tomó mi mano y seguimos caminado, no podía negarme, ya no.

El pasillo hasta mi cuarto fue silencioso, me dejó pasar a mi primero y pronto estábamos solos.

—Yo...

—Estábamos preocupados, el estado en el que encontramos a Mason era deplorable, e incluso tuvieron que sedarlo para que se tranquilizara. Él mencionaba a Illazki.

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