Capítulo 74:
Mason Storms.
El vaho sale de mi boca mientras guardo mis manos en los bolsillos, el humo del cigarrillo acre en mi nariz, pronto extinguiéndose bajo mi zapato.
Comencé a fumar después de la muerte de Serena como un intento de consuelo, el humo entrando y saliendo invadiendo mis pulmones me reconfortaba de una estúpida manera, no pensé dejarlo jamás.
—Soldado— me llamaron, no volteé a ver a la persona que tenía detrás, sabía quién era.
— ¿Qué?
—Modera tus...—
— ¿Qué? — volví a repetir dándole la cara, sonreí con burla al ver como su mirada cambió al reconocerme.
—S-soldado—
— ¿A qué tenemos el honor de contar con los soldados de la manada Fuego? Claro, si puedo saber.
Se aclaró la garganta, sus ojos se desviaban evitando tener contacto.
—Vaya soldados— seguí caminando a punto de transformarme — a tiéndelos Kala, no quiero seguir perdiendo el tiempo.
La guerrera suspiró y acató lo que le pedí, varios de mis soldados élites esperaban por mí.
—Vámonos.
De alguna manera me habían puesto de mal humor, sé para qué venían todo ese grupo de soldados, pero aún se mantenía el pensamiento de que solo lo hacían por conveniencia, por querer quedar bien con Aidan.
Aunque sabía que teníamos que proteger las fronteras para darle a Ilikai un viaje seguro, sabía que el peligro podía estar dentro de las cuatro grandes manadas, los tres futuros Alfas eran mis principales sospechosos, en especial el futuro Alfa Agua.
El lobo gris cubrió mi piel, mis habilidades de licántropo tomaron lugar y emprendimos la corrida procurando estar alertas por posibles ataques e infiltrados.
Había cientos de soldados dispersos en todos los límites, pero Aidan tampoco confiaba en ellos.
Confiaba en sus soldados élites, en sus Guardianes y Guerreras, en su Amicum.
Mis acompañantes se dispersaron entre el límite norte con la manada Mae, solo podía sentir a Kala siguiéndome de cerca junto con otros dos élites.
Paré de manera abrupta después de quizá una media hora de recorrido, los demás siguieron.
Volví a transformarme y el frío caló en mi cara, maldecí frotándome las manos.
Me acerqué al límite, solo había un pequeño barranco separando a estas dos manadas.
— ¿Por qué te detuviste? — pronunció agitada.
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Mi Luna Azul
Loup-garouEl Renacer de Illazki. "El pelaje negro resurgirá entre las cenizas ciñéndose en el delicado cuerpo de una mujer, sus ojos rojos por la furia, grises por el dolor, azules por la felicidad y cafés por la tranquilidad. Los cuatro elementos a su m...