Capítulo 54: Te sigo amando.

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Capítulo 54:

—Estás invitada al baile de compromiso— dijo Nicole y esperó ver mi reacción.

Salí de mi estupor y sonreí.

—Muchas felicidades— a Nicole se le esfuma la estúpida sonrisa —debo decir, no lo esperaba, las cosas están un poco complicadas, pero nunca hace mal una fiesta de compromiso, tengan por seguro que Ethan, mi hijo y yo estaremos presentes.

—No lo hacemos por casarnos bien, eso solo que las cosas en la manada Agua están saliendo de control, esperemos que con esta unión la manada se resigne y respete las decisiones— responde al instante Jev y todos quedamos en silencio durante un minuto, mientras la mirada de su futura esposa a su lado es de indignación y con atisbo de enojo.

—No necesitaba saberlo—escuché murmurarle.

Jev se dio cuenta de su error y miró a todos los lugares excepto a mí.

—Aun si solo es por conveniencia el matrimonio es algo importante, les reitero mis felicitaciones— sonreí, Jev no vuelve a mirarme — ¿Hay alguna otra cosa por decir?

—No, no la hay— el enojo en ella es demasiado evidente y me causa gracia.

—Bien, solo diré una cosa más, no quiero que vuelvan a entrar de esa manera a mi casa, las cosas están algo tensas y no quiero que nadie entre si no es con mi permiso o el de Ethan— esto hace que el chico de ojos celestes me mire.

—Lo lamento, la puerta estaba abierta y se me hizo fácil entrar, mi error— asiento y camino hasta quedar junto a la puerta.

—Si no hay nada más que decir que tengan lindo viaje— extiendo mi mano hacia el exterior.

—Claro— es lo único que musitó el chico, Nicole fue la primera en salir furiosa, Jev se quedó unos segundos junto a mí, lo miré extrañada, parecía querer decir algo más.

Y sin esperar más, mis sentidos detectaron a varias personas más, todas alrededor de la casa preparadas, volví a mirar a Jev.

— ¿Soldados? — Siseé — ¿Soldados de la manada Agua?

Lo vi pasar saliva.

—Es por protección.

— ¿Protección? ¿Por los solitarios? — yo sonreía no pudiéndolo creer — ¿O por mí?

Sus ojos buscaron refugio en otro lugar, miró hacia el exterior y suspiró, la respuesta estaba ahí, en el silencio.

Y reí.

Por lo ridículo de él, por lo ridículo de la situación, por mi estupidez.

— ¿Creíste que atacaría a Nicole y a ti al saber de la boda? — Mi sonrisa seguía intacta, pero la molestia y la furia parecía que pronto se desbordaría — ¿creíste que me podría celosa e histérica al saber que te casarías? ¿Por quién me tomas?

—Solo fue por prevención— dijo al fin y negué.

—Aclaremos una cosa ¿por qué sigues pensando que me importas? —Nicole nos veía con preocupación, los cansados ojos de Jev me miraban sin tener respuesta.

—No lo sé— respondió al fin después de unos segundos.

—Jev— le llamé y pude ver los estragos causantes al pronunciar su nombre— dejaste de ser mi Compañero el día que te liberé, dejé de amarte hace años, no me importas ¿Cómo quieres que te lo explique?

Vi como con nerviosismo reprimía tantas palabras.

Que deseé escuchar antes.

—No me importas— recalqué —no te amo, no te aprecio, ni siquiera te odio, simplemente no eres nadie para mí, así de simple.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora