Capítulo 42: Huir.

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Capítulo 42:

Los sentimientos existieron para mostrarnos que somos frágiles humanos, existieron para ser demostrados y no ser escondidos, podemos luchar tanto como podamos, pero ellos jamás se irán.

No reprimas, aprende a controlarlos y tenerlos como compañeros, porque entonces podrían ser una bomba de tiempo y te romperás. 

«Te elijo hoy por el resto de mi vida»

«Quiero estar siempre a tu lado... protegiéndonos, amándonos»

«Tu amor despierta el mío»

«Te prometo que te cuidaré, te protegeré y amaré por siempre»

—Basta.

«Mi Luna Azul»

«Te quiero»

« ¡Aidan!»

— ¡Suficiente!

Me levanté abruptamente mi cuerpo temblando, toqué mi frente y sentí el sudor empapar mi mano.

—D-déjame paz, Jev— junté mis rodillas y lloré.

Él me dejó llorar hasta cansarme, él me dio mi tiempo, aunque sabía que se había quedado sentado en la puerta toda la tarde y toda la noche.

Sin embargo, la soledad y los recuerdos comenzaban a tragarme y decidida llegué tambaleante hacía la puerta, me recosté a un lado de ella en la fría pared y murmuré.

— ¿Por qué te fuiste? — Mi voz era un simple susurro — Eres mi Amicum, ¿por qué te fuiste?

—Lo siento, no debí hacerlo.

—No... n-no fui suficiente para él.

La puerta se abrió demasiado rápido que no me dio tiempo para detenerla, porque era una cobarde que no podría mentir ante esos ojos verdes que parecían ver todo de mí.

—No vuelvas a decir una tontería como esa.

Le sonreí débilmente.

—Él lo dijo.

— ¿Sólo porque él lo dijo lo vas a creer? —el miró mis cansados ojos y se arrodilló en frente.

— ¿En qué me equivoqué? ¿Qué fue lo que me falto para ser suficiente? ¿Qué fue lo que ella...?

Sus brazos me envolvieron.

—Eres suficiente Aidan, incluso eres mucho para él, por favor créeme.

—No puedo hacerlo— me acurruqué en su protector abrazo y lloré —simplemente no puedo.

—Eres Illazki Aidan, eres la reina— me tomó por los hombros y me hizo mirarlo —él no lo sabe, pero cuando lo sepa quiero ver su cara al saber lo que ha perdido.

La determinación en su cara y su enojo era demasiado para mí, me giré y sollocé.

Delicadamente tomó mi barbilla y me sonrió.

—Aun si no fueras Illazki, aunque no fueras la reina, eres mucho Aidan, vale la pena todo, vale la pena todo si es para ti— limpió mis lágrimas— confía en mí.

—Me siento perdida. Planeé toda mi vida a su lado, envejecer juntos y ahora simplemente ya no...— mi respiración se atasca y la habitación se hace cada vez más pequeña, sus manos en mis hombros se vuelven más toscas y la sonrisa perfecta de Jev, acompañada de sus hoyuelos hacen que mi corazón sangre.

—Shh, todo pasará— sus ojos llenos de lágrimas me hacen concentrarme en él.

No quería que él se preocupara por mí.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora