Capítulo 5:
Observaba atenta a la fruta perfectamente picada en pequeños trozos, mientras el Alfa Erick hablaba, pero no presté atención a sus palabras.
Nos encontrábamos en el comedor todos tranquilos comiendo hasta que mi padre comenzó a hablar.
— ¿Aidan? ¿Estás escuchando? — sentía los penetrantes ojos de alfa, sin embargo, no levanté la vista y seguí picando con el tenedor el trozo de melón. —¿Estás escuchando? — insistió de nuevo el Alfa, no soportando más la situación deje caer los cubiertos en un sonido sordo sobre el plato, ahora mi vista era detenida en unos originales ojos verdes.
—Perfectamente — dicho esto último intento levantarme e irme de ahí, no obstante, su vigoroso tono de voz hace detenerme a cualquier acción que quería hacer.
—¿Qué está sucediendo contigo? Actúas de una manera impulsiva, casi egoísta.
—¿Egoísta? Defender a un chico que lo acusan de algo realmente ridículo, ¿para ti es egoísmo? qué raro concepto — me dejé caer nuevamente en la silla.
El recuerdo de anoche se hace presente, que después de una larga discusión el Alfa me sacó del salón para lograr darme cinco minutos para poder explicar mi situación y la del chico rubio. Fue una conversación larga en su oficina, pero él no estaba de buen humor y constantemente me interrumpía.
—No quiero que le vuelvas a hablar o siquiera mirar, esa es mi condición, si no estás dispuesta a tomarla mejor para mí — había dicho mi padre.
— Es mi amigo. ¿Cómo puedes prohibirme hablar con él?
— No sabemos muy bien sus intenciones, no lo conocemos, y no confió en él.
— Te equivocas, porque si lo conozco y si confió en él— contraataqué.
— Hirió a muchos de nosotros, él no es de mi confianza.
— ¿Cuándo vas aprender a escuchar? He estado diciendo desde que Ethan puso un pie en la casa, que él no es un lobo solitario, que tiene a su familia y que si lo dejas hablar seguramente te dirá todo lo que necesites.
En ese momento tocaron la puerta, a lo que mi padre accedió la entrada de la persona al otro lado de la misma.
—¿Qué está haciendo el aquí? — Mi padre se había sorprendido.
— Viene a decir todo sobre el líder— era un guardia, el mismo que con amabilidad había tomado una galleta de la bandeja, tenía tomado del brazo a Ethan, un Ethan vestido adecuadamente y sin ningún rastro de sangre en su rostro, en esos momentos podía apreciar perfectamente el color intenso de sus ojos verdes.
— Por favor retírate Aidan— dijo con suavidad mi padre.
Ellos hicieron preguntas y prometieron cuidar a la familia Dawson con tal de que el chico hablara, me escondí mientras le cuestionaban, con lo que no conté es con que el Alfa Elliot abriera de pronto la puerta dejándome al descubierto y así enfureciera de nuevo al querido alfa Fuego.
Estaba tan absorta en mi mente que no había escuchado una vez más que me estaba llamando mi padre, no fue hasta que la Luna Caterina tomó mi mano fue cuando volví a estar en el lugar, observé a los Alfas Viento que decidieron acompañarnos, los demás se encontraban ayudando a los heridos o buscando pistas.
Los líderes de la manada Agua no se presentaron en la noche ni tampoco vi a Jev, Scott, Iker ni a Ashaia. Cuando pregunté por ellos simplemente evadieron mi pregunta.
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Mi Luna Azul
WerewolfEl Renacer de Illazki. "El pelaje negro resurgirá entre las cenizas ciñéndose en el delicado cuerpo de una mujer, sus ojos rojos por la furia, grises por el dolor, azules por la felicidad y cafés por la tranquilidad. Los cuatro elementos a su m...