Capítulo 60: Hundido.

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Capítulo 60:

Hay ocasiones en donde todo te ciega, te sientes perdido, sientes que no puedes más, todo termina por desbordarse, nada importa, te hundes sin que nadie a tu alrededor se dé cuenta de ello

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Hay ocasiones en donde todo te ciega, te sientes perdido, sientes que no puedes más, todo termina por desbordarse, nada importa, te hundes sin que nadie a tu alrededor se dé cuenta de ello.

Ella te trataba de proteger de la asfixia que es sentirse perdido, ella lo vivía, así que con todo el temor de su corazón trató de dar lo mejor de sí.

—El cumpleaños de Aidan se aproxima. ¿Tienes preparado ya su regalo? — Me preguntó distraído Ashaia mientras que yo bebí de mi café.

—Sí, pero aun no termino.

—No puedo creer que no te hayas preparado con suficiente tiempo.

—La universidad no es sencilla, pero ya tengo listo su sorpresa.

—Bien, solo espero que te apures— dijo poniéndose de pie y tomando su mochila— el salón ya está preparado para su fiesta.

—Llegaré tan pronto como pueda— Ashaia viró los ojos.

—Bien, yo me adelantaré con los chicos— ya había dado unos cuantos pasos y después regresó— no vayas a arruinar su cumpleaños, Jev.

— ¿Cómo por qué lo haría? — le pregunté indignado.

—No sé, siempre lo arruinas— se carcajeó para después ponerse serio— no lo hagas.

—Vete ya.

En realidad, no iría a su cumpleaños, me pasaría arreglando todo la casa en la espera de su llegada, la única persona que lo sabía era Iker, no podía confiar en Ashaia.

Tenía ya sus regalos esperando, esa noche sería perfecta.

Era lo que esperaba, aunque jamás sucedió.

Caminaba pensante y apuntando todo lo que me faltaba y cuando salí de la universidad vi la camioneta de la manada Priest, la Luna bajaba y me acerqué a saludarla.

—Luna— la Luna me sonrió.

—Jev, tanto tiempo ¿Cómo has estado?

Antes de contestarle sentí a alguien aferrarse a mi brazo.

— ¿N-nicole? —rápidamente miré a la Luna, ella sonrió.

—Vaya, ¿tu Compañera?— siguió sonriendo y cuando estaba a punto de explicarle la llamaron —Me tengo que ir, disfruten su día.

—N-no, ella...—la Luna se marchó, y mi mirada cayó en la chica que aún se mantenía aferrada a mi brazo. —No quiero que vuelvas hacer eso— me solté de un tirón, Nicole me vio confundida, aunque sus intenciones eran claras.

— ¿Hacer qué?

— No te hagas la tonta Nicole, no quiero que por ningún motivo la Luna Priest piense equivocadamente sobre nosotros, ni mucho menos quiero que Aidan vuelva a desconfiar de mí— Nicole pasó saliva disgustada ante la mención de Aidan, pero no me importaba.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora