Capitulo 52: Eras tú.

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Capítulo 52:

—Aidan— me puse de pie — ¡Aidan!

No los escuché y seguí avanzando, el miedo en mi corazón no se fue e incluso se volvió más denso haciendo de mi respiración un desastre.

Mi hijo, mi pequeño de rizos dorados me lo han arrebatado, Gadrel me lo ha arrebatado.

Intenté con todas mis fuerzas evitar llorar y gritar.

—Señorita, señorita Aidan— las ágiles pasos de la niña frenaron los míos.

—Aurora— susurré y mi barbilla tembló.

—Ilikai, perdón— las lágrimas decoraron su rostro afligido y me incliné.

—No, esto no es tu culpa— sus ojos marrones estaban rojos.

—Ilikai salió lastimado por mi culpa.

— ¿Lastimado?

—Uno de las personas que entraron intentaron golpearme como lo hicieron con mamá, pero Ilikai me defendió y se puso en mi lugar, y-yo era quien debía protegerlo, pero al final mi amigo fue quien lo hizo.

La abracé.

—No es tu culpa, nada de esto es tu culpa— acaricié su cabeza para intentar calmarla —ve con tu mamá, cuídala ahora, traeremos de regreso a Ilikai y todo volverá a hacer como antes.

La niña corrió de regreso, pero nada lograba calmarme.

—Aidan— me llamaron.

—Una orden, una simple orden Mason, Trent.

Me giré para verlos.

—Tenían que protegerlo— mis ojos se llenaron de lágrimas de impotencia.

Les di la espalda y cubrí mi cara negando.

—Olviden lo que dije, olvídelo— apreté con fuerza mis labios —ninguno de ustedes es el culpable, solo, solo quédense conmigo y ayúdenme a encontrar a mi hijo.

—Sí— dijeron al unísono inclinándose levemente.

—Buscaremos a los alrededores, tengo conmigo a mis soldados más fieles que te protegerán aun si eso conlleva su vida— no me importaba, realmente no me importaba nada, solo quería tener al pequeño en mis brazos.

—Adelante— dije en un mísero susurro.

—Lo encontraremos— fue lo último escuché por parte de Mason.

—Las manadas ayudaran todo lo que puedan en la búsqueda, la orden de que cerraran los limites fue dada, encontraremos a tu hijo Aidan— la voz de Scott a mis espaldas y su tímido "tu hijo" provocó que las lágrimas que tenía conteniendo se deslizaran por mis mejillas.

No me giré, no lo haría aun.

—Estamos contigo— murmuró suavemente Iker.

—De ahora en adelante cuentas con nosotros, esta vez... esta vez no te decepcionaremos— citó Ashaia con una suavidad, temiendo no haber elegido las palabras correctas, siguió sin importarme.

Asentí manteniéndome en mi lugar y aclaré mi garganta.

—Por esta ocasión necesitaré de su ayuda, pasen mi orden, encuentren a Ilikai.

Sentí las tres figuras retirarse, pero una se mantenía de pie a la distancia, sus labios sellados decidiendo hablar o no.

Estuvo unos cuantos minutos hasta que se marchó y me desmoroné, los brazos de Ethan me recibieron y me consolaron.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora