Capítulo 59:
— ¿De qué hablas? — su mano se cerró en mi brazo con fuerza.
—Yo...yo no quería— su respiración era agitada y su mirada desesperada, miré hacia atrás.
Él parecía haber corrido hasta aquí.
Jev ya no lo soportaba, necesitaba de alguien que aliviara la desesperación.
—Mira mis recuerdos — apenas dijo eso, sus ojos celestes se fundieron en los míos como el agua furiosa en su corazón, alzando la mano esperando quién lo salvara.
Sus recuerdos fueron invadidos por Illazki.
Cuando sus manos cayeron a ambos lados de mi cuerpo luego de unos minutos, negué despacio.
—No...
Jev lloraba, yo lo hacía.
—Eso, eso es la única verdad que hay.
—No es cierto, esto, no lo es.
—Sé que no me hubieras creído si...
—Por favor vete— mis manos temblaron cuando tomé el pomo de la puerta buscando un soporte.
—Aidan yo—
—D-dije que te vayas— cuando su mirada quedó en el suelo tan lamentable, mi corazón dolió.
—Lo entiendo, no es fácil— su cabello negro lucía despeinado y su ropa estaba sucia, esto no era lo que debía estar pasando, este día era su boda, donde la alegría debía iluminar a la pareja.
¿En qué momento se convirtió en esto?
—Me iré— su barbilla tembló al decirlo— perdóname.
Cuando lo vi marcharse llegué a la sala, pero no alcancé si quiera a sentarme en el sillón cuando los mareos vinieron y mi pecho ardió.
Estuve demasiado tiempo expuesta a la magia, demasiados sentimientos.
Me estaba ahogando, mi nariz sangró y las náuseas aparecieron, con la fuerza con la que apenas me mantenía de pie corrí al baño y vomité.
La sangre negra indicaba como la magia había estado demasiado tiempo en mi cuerpo y se había impregnado en mí.
Estaba tan exhausta que llorar valía demasiado esfuerzo, así que solo me senté en el suelo y apoyé mi espalda en la fría pared, abracé mis piernas y reí.
Negando constantemente la verdad y dolorosa verdad que se había presentado.
Nicole el soldado renaciente.
Ethan su posible cómplice y traidor.
Y Jev... sus recuerdos.
— ¡Llegamos Aidan! — escuché la puerta principal abrirse.
— ¡Llegué mami! Mi tía Liszt me compró un dulce de chocolate, te guardé un poquito.
Las náuseas volvieron y volví a vomitar.
— ¿Aidan? — Liszt llegó — ¡Oh Aidan! — corrió a recogerme el cabello.
— ¿Mami?
—Ilikai, llama a Scott— todo comenzaba a hacerse borroso y sentía que en cualquier momento me desplomaría de no ser por Liszt —estás tan helada Aidan—dijo cuando paré.
—Estoy bien— la chica rubia negó.
— ¿Cómo esto puede considerarse estar bien? Vamos— comenzó a ayudarme a ponerme de pie — ¿Qué fue lo que ocurrió? Esa sangre no es normal.
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Mi Luna Azul
WerewolfEl Renacer de Illazki. "El pelaje negro resurgirá entre las cenizas ciñéndose en el delicado cuerpo de una mujer, sus ojos rojos por la furia, grises por el dolor, azules por la felicidad y cafés por la tranquilidad. Los cuatro elementos a su m...