Capítulo 27: Rendición.

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Capítulo 27:

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Salí de la camioneta, limpiando el sudor de mi frente, Iker ya se había transformado, dando unos segundos extras de tiempo.

Solo fue un grupo de lobos el que estaba atacando, entre cinco a diez lobos, mientras que los demás esperaban entre el espeso boscaje su momento de intervenir.

Tomé un ligero impulso, preparado para contratacar, Scott puso su mano en mi hombro deteniéndome.

—Saca de ahí a Aidan y cuida de Ashaia, Iker y yo los detendremos.

Mis ganas de vomitar se acentuaron así que solo asentí.

El lobo café de Scott salió a pelear, de inmediato atacó a uno, pero eran demasiados.

Giré sobre mis talones y llegué a donde Aidan.

—Tranquila— susurré —solo será un momento.

Golpeé el asiento y Aidan cayó a mis brazos jadeante, lloró y comencé a sacarla de ahí para poner su cabeza en mis piernas.

—Todo está bien— pasé un mechón de cabello negro detrás de su oreja —ya todo lo estará.

Ella tembló y con dificultad musitó.

—N-no mientas— sus lágrimas se deslizaban por sus sienes y me sentí enfermo.

Un aullido me alertó y miré sobre mi hombro.

El pelaje negro con gris de Ashaia llegó furioso cobrando las vidas de los solitarios.

Iker y Scott luchaban salvajemente, mientras que un solitario se escabulló hasta dar con nosotros.

Me vio desafiante, apreté la mandíbula, avanzó un paso y gruñó.

Besé la frente de mi Compañera.

—Te quiero.

Dejé con suavidad su cabeza en el pasto, rezando por su seguridad.

Me puse de pie y le sonreí, después vi al licántropo a unos metros.

Comenzó a correr hacia mí, con la familiaridad de mis anteriores transformaciones, mi lobo proclamó su control, y fue directo hacia el cuello del solitario gris.

Mis dientes desgarraron sin piedad su garganta, sin siquiera un contrataque de parte del lobo.

Jadeante miré a Aidan, los licántropos ya llegaban, igual que lo hacia la luna.

La oscuridad podría ser nuestra perdición si así lo queríamos, o podría ser nuestra salvación.

Los pocos lobos que empezaron a atacar ya estaban acabados.

Había un líder en ese grupo, que alzó su aullido a la luna, otro grupo de lobos gruñó y comenzó a atacar.

Iker hizo lo mismo, aulló hacia nosotros, para que nos reuniéramos alrededor de Aidan, lo más cerca posible sin dejar de abarcar territorio.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora