Capítulo 31: Segundo baile: Novios.

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—Jev— mis dedos se extendieron hacia el mechón de cabello negro de su frente, su voz me detuvo.

—Felicidades— musitó con sorna la chica a mis espaldas, me giré entreabriendo mis labios para responderle, pero ella se adelantó —Jev.

Apreté mis labios.

—Espero que seas muy feliz, amigo— volvió a decir Nicole, en ningún segundo me miró, solo lo veía a él y solo a él, en cambio el chico no dijo nada, no me defendió ni se atrevió a protegerme de cada mirada de repugnancia de parte de ella, eso me molestó, pero no dije nada —supongo que ella si...

—Aidan— elevó la voz Liszt interrumpiendo las próximas hirientes palabras de la castaña —acompáñame al baño, por favor— asentí sutilmente.

Cuando di un paso hacia ella, el toque de Jev dudó, así que moví ligeramente mi brazo para evitar que lo tomara por completo. No me giré cuando salí del salón.

Las puertas se cerraron detrás de nosotras, suspiré.

—Vamos— se enganchó de mi brazo y fuimos al piso de arriba, Liszt no dejaba de decir que no me desanimara.

—Él no dijo absolutamente nada— susurré en cuanto llegamos —su mirada avergonzada da mucho de qué hablar ¿de qué se avergonzaba? ¿De mi o qué?

—No pienses mucho Aidan, ambas sabemos cómo es Nicole, solo está herida y maldice a todos los que son felices, en especial a ustedes, después de todo fue novia de Jev primero— descansó su mano en mi hombro sonriéndome —no dejes que te afecte, sonríe y disfruta de esta noche bailando hasta cansarte con tu Compañero, ánimo.

Besó mi mejilla antes de salir.

—Habla de lo que te molesta— me giño y salió.

Esperé unos momentos y miré al espejo, por unos segundos el reflejo se distorsionó para poner a una niña con ojos vacíos y pijama.

Tomé aire y después suspiré, en mi mente seguían presentes de las personas que en un arrebato asesinaron los solitarios.

Miré a mi mano, temblaba ligeramente y me imaginé la mirada asustada del chico castaño, el hermano de Lía.

Regresé a mí.

Pasé mi cabello por detrás de mis orejas y salí.

—Jev— saludé, el movía constantemente su pierna, impaciente y con la mirada baja.

Cuando levantó su rostro sonrió un poco, no lo suficiente para ver sus hoyuelos.

—Se ha ido— lamió su labio inferior y de nuevo agachó la mirada, no tena que decir mucho para saber a quién se refería.

—Es mejor volver— pasé por su lado antes de que las palabras de mi amiga volvieran a aparecer como un constante repiqueteo "Habla de lo que te molesta" entreabrí mis labios lista para dar media vuelta y hablar de lo ocurrido abajo, antes de siquiera de expeler un suspiró, él habló.

—Ella es importante para mí— cuando me giré me sorprendió ver la melancolía en cada centímetro de su rostro, pero lo que más me sorprendió fue sentir los celos consumiéndome al escuchar cada estúpida palabra linda para la chica castaña —siempre lo será.

—Lo sé, Jev— sonreí "Habla de lo que te molesta", no, no lo haría, haría lo que mejor sabía hacer, suprimirme y guardar silencio —después de todo es tu primer amor.

Su pequeña risita de alivio me enfureció más.

—Sabía que estarías bien con eso— me tendió su brazo y un interrogante apareció.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora