Un día conocí a un chico tierno, de sonrisas hermosas que me rompió le corazón, para ti.
Capítulo 66:
Los ojos de Jev brillaban, se veían tan claros a estas horas de la mañana, los presentes a nuestro alrededor guardaban silencio.
—Bien— bastaron esos segundos para que el puño de Jev viniera a mí, fui rápida al esquivar su golpe.
Mis puños impactaban en sus antebrazos que protegían su cara, él soportó todos mis golpes, hasta que inesperadamente uno de sus golpes pegó en mi estómago, fue algo fuerte, pero no lo suficiente para sacarme del juego así que solo presioné un poco, Jev lo vio y su concentración se debilitó.
—Lo sien...— aprovechando su distracción acerté un golpe en su mejilla que lo hizo mover su rostro.
— ¿Le pedirás disculpas a tu contrincante en batalla? — escupí con arrebato.
—Solo si se trata de ti— un hilo de sangre bajaba de la comisura de sus labios.
—Que sentimental— golpeé su costado con una patada que lo hizo tambalearse, pero no cayó.
—Pero veo que tu no— rio, pronto acabaría esa tonta risa.
Intenté tomar su garganta, pero a la vez que lo hice sus manos agarraron las mías y me hizo girar.
¿Qué hacía?
Fruncí el ceño mirándolo, de un jalón me deshice de su agarre.
— ¿Qué haces? Estás peleando, no bailando, tómalo con seriedad y respeto por todos lo que si intentan aprender.
—Yo no hice todo el trabajo— me sonrió y esto estaba irritándome, me alejé un poco para poder impulsarme, acabaría con él de un golpe más.
Elevé mi mano izquierda, el chico de ojos celestes quien intentaba prever mis movimientos, me miraba confundido. Yo solo intentaba desviar su atención.
Trepé por su muslo y rodeé su cuello, con mis piernas enrolladas en su estómago giré desestabilizándolo y ambos caímos, pero ya lo tenía totalmente inmovilizado, ejercí presión ligeramente en su garganta cortándole un poco el aire.
— ¿Te rindes? — lo vi asentir, apreté su garganta un poco más por gusto, lo solté, me puse de pie y le sonreí —para que no vuelvas a tomar esto como un juego.
—No lo tomé como un juego, jamás.
Extendí mi mano, pero no me soltó aun después de haberse puesto de pie.
—Solo una cosa más— me acercó a él, su nariz casi pegó a la mía, pero después sentí el filo de algo en mi espalda.
—Siempre atacando por la espalda— susurré, con mi mano libre acaricié su cuello — ¿pero crees que la herida en mi costado sea más letal que una herida en el cuello?
La daga de agua punzaba en su yugular.
—No lo creo— sus labios murmuraron tan cerca de los míos y rápidamente me alejé.
—Elijo a Valentina — mis ojos miraron a los alrededores, todos estaban en silencio mirándonos. Ethan tenía los brazos cruzados con una ceja elevada, su mirada me regañaba.
El chico de ojos negros también tenía sus brazos cruzados, pero su mirada estaba en todo lugar menos enfrente, suspiré llegando a lado de los dos niños, solo ellos y Trent aplaudían delicadamente.
—Lo hiciste muy bien mami— me tendió la paleta que comía antes— Isabel quería comérsela— sonreí y vi como la pequeña pelinegra golpeaba al rubio.
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Mi Luna Azul
Kurt AdamEl Renacer de Illazki. "El pelaje negro resurgirá entre las cenizas ciñéndose en el delicado cuerpo de una mujer, sus ojos rojos por la furia, grises por el dolor, azules por la felicidad y cafés por la tranquilidad. Los cuatro elementos a su m...