Capítulo 33: Ignorante.

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— ¿Será la única fase? — mi padre sonrió abatido.

—No, creemos que debe de haber más, sería algo "simple" para alguien que tiene gran poder— respondió la Luna.

—Te llevaremos hasta allí, veremos si sientes algo, no lo sé.

—Pero aun no sé cómo manejar todo esto.

—Tendremos que empezar a despertar a los Elementos. Necesitamos que comiences a hacer algo por la manada con las habilidades otorgadas.

Al escuchar esto último de mi padre, una ansiedad y el terrible miedo al fracaso llegó.

—No sé hacer nada, padre— mi voz sonó algo forzada, dolida —no puedo defenderme de los simples rumores de la escuela y ¿piensas que puedo salvarnos?

—Aidan...

—No, papá, no— di un paso atrás, sintiéndome abrumada —no puedo controlar mis "poderes" — dije haciendo las comillas con mis manos —solo estoy a la espera de que alguien me salve y-y eso lo hemos visto todos— tal y como el Alfa Erick había hecho, pasé mi mano por mi cabello negro— desde el primer día nos atacaron, ¿Qué es lo que hice? Huir, hui dejando a los chicos atrás—

—Hija, eso algo que cualquiera haría, no estabas transformada...

—Las veces que ellos me protegieron de los hijos de los solitarios, ¿saben lo que pensaba? Que no importaba si había una pelea, porque ellos estarían ahí, ¡eso era en la escuela! —suspiré —y no hablemos de la vez que en verdad los solitarios llegaron, Mason asesinó a esas personas por mi culpa, él claramente me lo dijo, que no haría nada si yo me quedaba callada, dime papá, Caterina, ¿Qué hice? — la Luna negó— se los hice saber y fui descuidada, y no solo eso, cuando escapábamos me quedé atrás como una estúpida chiquilla— fregué mi cara, sintiendo el picor en mis ojos— y si eso no es suficiente, que tal la vez donde los chicos se transformaron y yo me quedé en la camioneta sin hacer absolutamente nada, ¡nada! Esperando a que ellos fueran lo suficientemente fuertes para protegerme, me quedé herida y varada, sin poder ser de ayuda, sino un estorbo.

— Y qué me dices de cuándo saliste por mí, no importándote nada, ni siquiera que podías salir herida saliste a buscarme— la profunda voz de mi hermano se escuchó detrás — ¿Cuándo preferiste morir a dejar que Jev y el otro chico solitario terminaran por matarse? —No me giré mientras él seguía hablando —protegiste todo lo que pudiste a esos niños de la manada Viento, atrapaste a Mason sin la ayuda de nadie, aunque después lo hayas salvado, no te importó nada más que salvarlo, porque al final sabias que era inocente. Déjame decirte esto Aidan, nos has salvado en más de una ocasión—Iker descansó su mano en mi hombro — todos tenemos errores, no dejes que estos se fundan en ti, si no que aprende de ellos y cómo seguir adelante.

—No podré hacer nada.

—No seas negativa, solo anda, ve a ver qué es lo que ocurre y ya después podrás hablar de que no puedes hacer nada.

—Tranquila hija, solo ve a alistarte, cámbiate el uniforme por ropa más cómoda.

Los miré unos segundos, mi padre no decía nada, pero sus hermosos ojos verdes me insistían, solo como un padre podía hacer.

Tú puedes.

—Iré, iré a alistarme, tardaré unos minutos.

Y tal y como lo había dicho ya nos encaminábamos hacia los límites de la manada Fuego, la camioneta del Líder Fuego se había adelantado, mientras que Iker, la Luna Caterina y yo veníamos en una camioneta más.

Tan solo al llegar se podía escuchar los lamentos cerca.

Iker me ofreció su brazo y lo acepté acurrucándome cerca de él.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora