Capítulo 72: Confesión

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Capítulo 72:

— ¡Son las manadas o los solitarios! ¡Es ella o yo!

Al no tener respuesta y obtener su silencio avancé con fervor, su mano cayó pesadamente, no volví a ver la profundidad de sus ojos negros.

La persona rubia enfrente me esperaba paciente, sus ojos verdes me buscan incansablemente, no podía mirarlo.

— Aidan...

—No podemos dejarlos ir y tampoco podemos perder tiempo, los alcanzaremos.

—Debes de—

No le di tiempo de continuar y me transformé, corrí por el prado y después zigzagueé entre el espeso boscaje, pronto alcancé a nuestros lobos, ahora por fin pude ver el lobo claro que era de Serena, su pelaje era gris y blanco, en su lomo mantenía cautivo a Gadrel, apresuré el paso al punto de pasar a los de las manadas.

Me abalancé con la intención de tener a Gadrel en mis garras, pero estaba tan fuera de sí que ni siquiera pude predecir que estaría protegido. Cientos de agujas pequeñas salieron disparadas a mi cuerpo, todas ellas parecían tener un veneno ardiente que sobrepasó el pelaje y corrió por mis venas siguiendo hasta mi corazón, quien palpitó con tanta fuerza que dolió.

Caí de espaldas y mis patas flaquearon, todas las agujas se concentraron ahí.

— ¡¿Estás bien!? — la voz de Jev llegó a mis oídos, mi piel ardía mientras sentía el veneno pasar, era tanto el dolor que esto detuvo mi trasformación, mis quejidos se escuchaban mientras estaba en el suelo con los ojos celestes de Jev mirándome asustado mientras el sudor bajaba por mis sienes.

—S-sigue, atrápalos.

—Esas agujas están matándote.

El dolor y ardor me hacían difícil respirar.

— ¿Q-qué hago? Las quitaré— tenía lágrimas de dolor en mis ojos, mi visión era borrosa pero podía sentir la mirada de los soldados.

De él.

Jadeé cuando una aguja de veneno salió de mi cuerpo.

—S-sigan, sigan avanzando. ¡Sigan! — apreté los dientes, otra menos.

— ¿Cómo puedes pensar en eso cuando estás así? —llegó Ethan, quien se agachó —estás tan pálida.

—N-no podemos —golpeé mi cabeza en el suelo, era tan difícil soportarlo —p-perder.

—Rompieron el puente, no podemos cruzar. Dimos lo mejor de nosotros y tenemos a Einar, volverán por él.

—No es suficiente, él no es nadie—sus manos limpiaron el sudor y las lágrimas con suavidad.

—Diste lo mejor de ti, déjalo.

— ¡No puedo! — me solté del agarre del Jev y Ethan, el dolor pasó a ser segundo, con el uniforme blanco que creé y con la corona en mi cabeza, avancé.

"La corona en tu cabeza debe pesar mucho, Illazki, pero no eres suficiente para proteger a las manadas"

— ¡¿Qué haces?! — las palabras de las personas detrás fueron ignoradas.

El uniforme negro del segundo Guardián estaba irrumpiendo, el sudor bajaba pesadamente, el veneno engullido circulaba por toda mi sangre.

—Quieres seguir tanto como yo— le murmuré, la seriedad y sus acciones indicando una sola cosa —así que no me detengas.

Las agujas perforaban mis brazos hasta llegar a mis huesos, pero mis piernas se mantenían lo suficiente fuertes para mantenerse corriendo, el puente como lo había dicho Ethan estaba roto, El soldado Renaciente estaba esperándome al otro lado, el látigo envolvía todos su brazo como una serpiente negra.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora