Mi Luna Azul

Capítulo 46: Regreso.

Capítulo 46:

"Las heridas dejaron de cicatrizar"

¿Qué significaba eso? ¿Ya no volverían a cicatrizar nunca o simplemente serían más lentas?

—Mami.

¿Qué es precisamente lo que yo haría? ¿Cómo detendría la maldición?

—Mami.

¿Y si no podía?

— ¡Mami! — su grito me sacó de mis pensamientos.

— ¿Qué sucede?

— ¿Te vas a comer tu rebanada de pastel? — miré la rebanada y después a Ilikai, sonreí al ver que en la comisura de ambos lados de su boca estaban manchadas de chocolate.

— ¿Lo quieres? — Ilikai me dio una amplia sonrisa.

—Yo... ¿tú lo quieres? — Negué —entonces yo lo quiero— le pasé el pastel, ahora solo estábamos los dos, la tutora se había marchado desde hace ya tiempo dejándome con muchas preguntas y nuevas preocupaciones.

—Ilikai, ¿te gustaría volver a la manada Fuego?

— ¿Con Tita Sara y tío Mason?

—Sí.

—Sí mami, a mí me gusta mucho estar con ellos y jugar con Aurora— Ilikai dejó de verme para seguir comiendo su pastel.

— ¿Y tus amigos de la primaria?

—Me gusta estar más con Tita Sara.

Ilikai estaba dispuesto a regresar, pero ¿Ethan lo estaría?

—No— Ethan negó después de explicarle.

—Ethan...

—No quiero hacerlo, no quiero marcharme de aquí ¿Qué te beneficia volver?

—Sabes que es mi obligación estar en las cuatro manadas, no puedo abandonarlas.

— ¿Por qué tú no puedes y ellos sí?

—Ellos no me abandonaron, ¡Y lo sabes bien!

— ¿No lo hicieron? ¡¿No lo hicieron?!

— ¡No!

—Si no te dejaron dime ¿por qué no siguieron buscándote?

—Tú sabes que si me buscaron, pero después de cinco años sin respuesta dejaron de hacerlo.

Suspiró sonriendo irónicamente.

—Mason dijo que Jev había dicho la verdad—continué — confío en Mason y sé que los chicos deben estar arrepentidos, volveré y te lo voy a demostrar.

—No quiero que vayas— la ira en sus ojos parecía estar disminuyendo —no quiero que vuelvas al lugar en donde sentiste tanto dolor, porque no sabes cuánto me dolía verte llorar por él, y ahora me dices que quieres regresar.

—No vuelvo por él Ethan, ¿Cuántas veces debo decírtelo? No me importa más Jev, vuelvo por mi padre, por mis hermanos y por las manadas.

—Entonces no me culpes Aidan—lo miré por unos segundos tratando de entender sus palabras.

— ¿Qué?

—Olvídalo—suspiró — tengo que hacer unas cosas, volveré para la cena.

Pero no volvió.

Acompañé a Ilikai a su cuarto y lo abrigué, estábamos próximos a los fríos de diciembre.

Pronto cumpliría veintitrés años y cinco años desde mi partida, cinco años sin ver a los chicos, a mi padre y a los Alfas, cinco años sin ver a Aurora y Sara.