Capitulo 68: Adiós.

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Capítulo 68:

—Ella es Aidan, será su nueva compañera de juegos y su hermana pequeña, ya conoces a Iker— la niña pelinegra asintió mientras permanecía tomada de la mano de su padre, quien la presentaban a cuatro niños de la misma edad —aquel niño pelinegro y de ojo azul se llama Jev Walker— la niña le sonrió agitando su manita, ante ello, las mejillas del niño se colorearon de rojo y salió corriendo a los brazos de su padre que reía.

—Es un poco penoso— seguía diciendo el Alfa Agua con una sonrisa.

—Bueno, aquel niño enojado es Ashaia— como lo dijo, el regordete, pero tierno niño tenía sus brazos cruzados, al parecer no le agradaba la visita.

—Hola, Ashaia— bufó y miró a otro lado.

—No serás mi amiga, no juego con nadie más que mis tres hermanos— una exclamación se escuchó lejos, la hermosa Luna Inari venía avanzando con un bebé en brazos, el inquieto niño David Merton.

— ¿Qué modales son esos? Lo lamento cariño, es un niño mimado, pero no te preocupes, jugará contigo aunque sea lo último que haga.

— ¡No lo haré! —Y también salió corriendo, pero pareció que olvidó algo — ¡Scott! — Cuando el niño pelirrojo negó siguió su camino — ¡No eres buen amigo ¿sabes?!

— ¡Vuelve aquí y discúlpate! — la Luna Viento fue tras de él, lo que hacía que los nervios estuvieran en la pequeña Aidan.

— No te preocupes— la sonrisa de su padre logró tranquilizarla —por ultimo tenemos a Scott, aquel pelirrojo— cuando el niño de cuatro años sonrió haciéndoles ver la falta de dos dientes delanteros una sonrisa infantil y cálida se implantó en el rostro de la pequeña.

—Yo seré tu nuevo hermano ¿serás mi pequeña hermanita?

— ¡Sí! —corrió a abrazarlo sin temor y con seguridad.

Mi pequeña hermanita.

—La maldición— cubrí mi boca y me hinqué frente a él — la segunda fase está en Scott Miller.

—No es cierto.

—Aidan, tu puedes salvarlo, tu curas las heridas, por favor te lo ruego— la Luna volvió a suplicarme y fue cuando mi mundo cayó.

Miré mis manos y después atrás, pude salvar a Mason, entonces puedo hacerlo. Mis manos temblaron cuando las puse en su pecho, donde la herida sangraba, los doctores no entendían bien, pero no objetaron.

— Quatuor elementis —cerré los ojos esperando sentirlo —sana eam

"Sánalo a él"

El silencio y mi corazón a punto de desbordarse fue la respuesta.

— ¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué no lo salvas?

—No...— Pasé saliva —no puedo— sollocé.

— ¿Qué...?— la Luna me miró desesperada — ¿qué es lo que necesitas?, puedo traerlo, Dariel, Dariel tenemos que...tenemos que.

— ¡No tengo los elementos! — Fue el turno de todos de mirarme —no puedo curarlo.

— ¡No es cierto! Dime que me estás mintiendo Aidan, ¡dímelo! — la esperanza poco a poco se fue disipando en los oscuros ojos de la Luna, el abrazo de su Compañero fue inútil, ella estaba rota.

—Perdónenme.

— ¡Mi hijo no, Dariel, mi pequeño no!

Cubrí mi boca mientras lloraba, mi corazón no podía soportar tanto dolor, pero debía de estar preparada, sus ojos, sus acciones, su despedida, el inteligente chico pelirrojo sabía que no volvería.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora