Capítulo 56: Boda

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Capítulo 56:

Continúe bailando ante la impresión de aquellos ojos, sus pasos combinaron perfecto, pero ninguno lo admitiría en voz alta, todos siguieron en los suyo. Las suaves notas en el fondo, su mano en mi cintura.

Su mano se ceñía en la mía con presión, como si fuera a última vez que bailaremos. Y no estaba muy lejos de la realidad.

"Estaremos juntos, jamás te lastimaré, te quiero, te pertenezco"

Sonreí ante los estúpidos recuerdos.

Sus ojos no se despegaron de mi ningún segundo.

Mis pasos coordinados con la música eran elegantes, los de él eran desesperados, inquietos, unos pasos al frente, una elevación tenue, la cercanía de ambos, miradas confusas, recuerdos expuestos.

Los pasos acabaron, una voltereta y acabaría con otra pareja.

Jev me hizo girar, pero no me soltó, la canción se hacía cada vez más sutil, lo miré extrañada, su rostro escondía demasiados sentimientos.

Pero esto no debió pasar.

Porque la canción no debió de haber parado en nosotros, porque no éramos más que unos desconocidos con unos cuantos recuerdos compartidos.

Y cuando las notas cesaron y los aplausos llegaron, me pareció una burla, una cruel humillación.

Mi pecho subía y bajaba con rapidez, mis manos abandonaron su cuerpo, pero las de él se quedaron ahí un poco más de tiempo, hasta que fue quitándolas poco a poco.

El baile acabó y él no estaba con su comprometida.

Y cuando los aplausos cesaron y vieron su desliz, los murmullos volvieron.

—Aidan— Retrocedí y él avanzó, negué lentamente.

La música volvió a sonar, pero el error estaba ahí, Nicole se encontraba de pie a unos pasos de nosotros, podía ver el llanto en su rostro.

Y me lamenté ser la mala del cuento, la que interfería en su relación.

—No lo hagas— le susurré ante su insistencia a seguirme.

Y sin esperar más, unas manos me guiaron e instigaron a segur bailando, sus ojos verdes me miraron con un dejo de preocupación, aunque sonreía vivazmente.

Cuando yo caiga, cuando me encuentre de rodillas, extenderé mi mano y encontraré la tuya dispuesta a levantarme— me sonrió.

Ese era nuestro juramento.

Me aferré a su hombro y sonreí, los demás presentes siguieron bailando tratando de ignorar lo de hace unos momentos.

Aunque el chico de ojos celestes no lo olvidaría, mucho menos la chica de ojos marrones.

El baile acabó con un "te encontraré vacío"

El viento se revolvía juguetón en mi mano, pequeñas ráfagas que pronto se hacían cada vez más potentes. Ilikai me veía emocionado mientras danzaba junto al Viento, después comencé a colocar la ráfaga de Viento como una barrera a nuestra izquierda, así mismo con los tres elementos restantes, hasta que solo los ellos nos protegían.

Después, cuando los elementos movían nuestro cabello y ropa le di al pequeño una porción de Agua.

El niño la sostuvo con tanta delicadeza como si temiera romperla, mientras que los elementos a nuestro alrededor parecían una bomba que pronto explotaría y el niño lo sabía.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora