Capitulo 29: El Niño de rizos dorados.

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Capítulo 29:

—Rayos, por un momento creí que le pedirías matrimonio— es el primer comentario que hace que Jev y yo nos separemos.

Mi sonrojo se esparce por toda mi cara, hasta mis orejas.

—Te dije que no los espiaras—llega Iker tirando sin delicadeza la oreja de Ashaia, después mira a Jev — ¿en serio amigo? ¿No pudiste elegir otro apodo?

Miré rápidamente a mi Compañero, y veo que está igual de sonrojado que yo, carraspea y rasca su nuca.

—Es suficiente, vámonos— toma Scott a ambos chicos por su camisa del uniforme y los arrastra hacia la salida.

—Scott, no... solo... ¿a que venían? — me siento en la cama viendo al ramo de flores y después a los tres futuros Alfas bien uniformados.

—Queridísima Aidan, como sabes, nos sigues debiendo una comida— llega Ashaia tomando vuelo y corriendo hacia la cama, rebotando en ella.

—Ashaia...— trato de decirle como advertencia, pero veo en su mirada una mirada picará, y sé que con cualquier oportunidad él dirá algo de Jev y yo.

—No, no hemos venido a eso— Scott arrastra la silla del peinador y toma asiento —hemos venido a ver cómo estabas.

—Más que bien ¿no Aidan? — Ashaia intercala su mirada de nuevo entre el chico sonrojado y yo.

—Sabes que Ashaia, vamos— me pongo de pie y señalo la puerta.

—Scott tenía el gusto de sacarlo, pero no quisiste— Iker sonríe, cuando vuelvo a ver a Ashaia me encuentro al chico pelinegro haciendo pucheros.

—No, no me importa que hagas pucheros, vamos Ashaia, sal del cuarto— el chico deja de parpadear, haciendo que sus ojos empiecen a lagrimear, bufo y me vuelvo a sentar.

Él aplaude.

—Si dices, aunque sea una palabra no acorde al tema te vas Ashaia, estás advertido.

—Claro que sí, sí que si hermana— hago una mueca ante tal entusiasmo.

—Gracias— les digo a los cuatro — por protegerme ayer, si los ataques continúan, tendré que marcharme.

— ¿Qué? — dicen al unísono.

—Como ya saben, s-soy mensajera de Illazki, algunas personas intentarán sacar información, el Alfa Erick cree que lo mejor será marcharme.

—Nosotros estamos aquí— dijo Iker.

—Nosotros te protegemos— miré a Jev, le sonreí.

—Nosotros siempre estaremos para ti— habló Scott, mi sonrisa no podía será más grande.

Esperé a que Ashaia hablara, él nos vio algo perdido y luego sonrió.

—Nosotros siempre te pediremos comida.

—Oh vamos— el cuarto se llenó de abucheos y risas, incluso Iker le lanzó un almohadazo.

No sabía que haría sin ellos.

Sin las tonterías de Ashaia.

Sin la inteligencia de Scott.

Sin el cariño de Jev.

Ni el liderazgo de Iker.

Pilares que pronto cayeron como dominó.

Todos eran totalmente imperfectos y por eso los quería.

Por protección y para aprender a saber defenderme la mañana siguiente tenía entrenamiento, las palabras de la Luna Caterina tomando fuerza.

Los Alfas Fuego, Agua y Viento estarían para mi entrenamiento, lejos de la casa de manada y siendo cubiertos por los altos pinos, estaba bien con eso.

Mi Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora