Mi Luna Azul

Capítulo 75: Traición.

Capítulo 75:

"— Yo soy tu héroe—susurró el pequeño niño de ojos verdes.

— ¿Mi héroe? — asintió repetidas veces.

—Y tu mi heroína.

— ¿Yo? Yo no...— me abrazó.

—Lo eres, siempre lo serás"

Los errores son también métodos para aprender, sin embargo, justo ahora equivocarse no debía ser parte de mis decisiones.

— ¿Qué vamos a hacer? — Mason preguntó, incluso podía ver el nerviosismo en su rostro, sus ojos negros trataban de suprimir todo lo que podía.

Pero era casi imposible.

—...Hacer frente— dije después de unos segundos— esta era una de las consecuencias.

¿Por qué había tanto miedo? Por el miedo de perder.

—De acuerdo, necesito ver la situación— el chico de ojos negros tomó la manecilla de la puerta.

—Espera— lo detuve— antes...— tomé una bocanada de aire— antes de que todo comience quiero que ustedes me prometan algo.

La atención de todos se dirigió a mí, incluso Einar miraba.

—Si yo les pido que se detengan lo harán, si yo les pido que no intercedan, lo harán. Confíen en mí.

— ¿Qué es lo que intentarás hacer?

—Lo que sea necesario para poder sacarlos con bien de aquí— sostener la mirada de Mason fue complicado, parecía que no cedería a mi petición.

—Lo prometo señorita— sonreí para Trent, los élites de enfrente también lo prometieron.

—Mason, por favor.

—No...—

—Por favor.

Apartó la mirada hacia la ventana y poco a poco sus labios pronunciaron un "Lo prometo"

—Gracias— susurré y con más fuerza abrí la puerta, mis inseguridades y temores se esfumaron mientras ponía un pie en el suelo.

«No ataquen»

Fue una orden simple que fue dada para todos los soldados.

Elevé mi mirar hacía las figuras que esperaban pacientes por nosotros, pero no pude predecir o esquivar la veloz flecha que fue apuntada en mi dirección, rozando a penas mi brazo logrando hacer un rasguño.

Vi el hilo de sangre que comenzó a brotar, cubrí mi brazo e hice cicatrizar mi herida y con la misma velocidad que la flecha fue disparada, lancé una pequeña daga del elemento Tierra hacia Gadrel, haciéndole una herida en su mejilla, sonreí.

Serena, quien tenía el arco en sus manos, volvió a apuntar a la par que mi mano fue extendida con la llama del elemento Fuego hacia Einar, quien se mantenía al interior de la camioneta.

—Alto— aunque las facciones de Gadrel cambiaron cuando apunté hacia Einar, se recompuso dando un paso enfrente sonriendo —debemos ser amables con nuestros invitados.

Inspeccioné los alrededores, no había más que unos pocos solitarios a espaldas de Gadrel y de Serena, pero no confiaba con que fuera tan sencillo.

— ¿Crees que con las diez personas que tienes detrás serán suficientes para detener el ejército a mi espalda? ¿Qué tan arrogante te has vuelto?