¿En otra vida podré amar hasta la locura?
Capítulo 77:
Rendirse suena sencillo, pero no lo es, requiere de un coraje para hacerlo.
Fue bastante tentador dejar de existir, pensamientos iban y venían aun con el dolor y la mirada llena de ira de Jev.
— ¡J-Jev! — mascullé con dificultad— p-por...favor...—
No recuerdo cuándo Liszt salió por ayuda, solo vi llegar a Mason y a la Luna Agua intentando apartarlo de mí.
Sentí que perdería el conocimiento en cualquier momento, porque ni siquiera la fuerza de Mason y de la Luna era suficientes.
— ¡Jev!
Sus gritos, sus corazones agitados, la fuerza impuesta, los ojos negros de Jev me recordaban lo que la magia podía hacer, lo que la niebla que cubrían las manos de Ethan podía arrebatar.
Perderte a ti mismo, quién eres.
Sé que las cadenas que ataban a Jev no eran suficientes para mantenerlo, sé que aun cuando sus ojos perdieron la lucidez, él luchaba contra ellas. Sé que las rompería.
— ¡Qué haces Jev! — Iker y Ashaia también llegaron.
Entre los cuatro golpeaban los brazos de Jev, sé que no fue mucho el tiempo en el que sus manos se cernieron con fuerza en mi garganta, pero aun así pensé que fue una eternidad, los segundos pasaron lentos, todo parecía marchar tan despacio y sin prisas, las desfiguradas caras por la preocupación y la ansiedad. El sudor bajando despacio, Liszt a la distancia gritando.
La culpa hubiera sido demasiada para el chico de ojos celestes, no confiaba en que pudiera con ella así que...
Caí al suelo a penas sus manos dejaron de sostenerme, tosía rápidamente mientras mis manos temblaban, tenía miedo, pero no por él, sino por mí.
—Oh, Aidan— Liszt se arrodilló y me sostuvo, negué.
— ¡Sácala de aquí! —gritó Mason.
Volví a negar.
Ni si quiera podía decir algo, mi corazón palpitaba muy rápido y mi respiración era inestable, todo daba vueltas.
La futura Luna me tomó de un brazo y me puso de pie.
—Vamos Aidan.
Di un vistazo a ellos, lo tenían sometido en el suelo, Mason sujetando su cabeza y los otros futuros Alfas de las manos y piernas, Jev seguía mirando en mi dirección mientras se removía.
Aunque Liszt me arrastrara por el lugar aun así había resistencia en mis pasos, sabía suprimir la magia, sabía controlar la maldición y sus fases.
Era doloroso, aquella transacción de la maldición a mi cuerpo era como si bebiera ácido y este se esparciera por toda mi sangre, siempre fue doloroso.
— ¿Qué haces? Vámonos.
—No.
Ni la desesperación en su mirada me detuvo, apenas pude recobrar un poco el aliento, me arrodillé tan pronto estuve cerca del chico de ojos celestes aun con mi respiración agitada y aturdida por el momento sonreí.
—Estoy aquí—extendí mi mano hasta su mejilla, no tardó mucho en removerse, la histeria y furia no se iban —no me iré a ninguna parte de nuevo.
Si yo hubiese dado marcha atrás con Jev, si hubiese soportado poco más, él no hubiera vivido el infierno de estar encerrado, el infierno de no conocerse.
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Mi Luna Azul
WerewolfEl Renacer de Illazki. "El pelaje negro resurgirá entre las cenizas ciñéndose en el delicado cuerpo de una mujer, sus ojos rojos por la furia, grises por el dolor, azules por la felicidad y cafés por la tranquilidad. Los cuatro elementos a su m...