✄ : ❝ Cuando una cinta se corta puedes hacerle un nudo.
Min Yoongi no conocía mandamientos más allá que los de su propia historia. Jung Hoseok se sabía los diez de memoria.
Se pisaban los talones desde el punto de inicio. Con remiendos en el pecho...
«Algo en común». Hoseok se refería a ese sentimiento constante de sentirse apartado y poco entendido. Poco querido. Poco apreciado. Y sumamente juzgado y mal visto. Sí, él lo vivía a diario por su aspecto. Y Yoongi lo vivía por sus condiciones. Pero algo estaba claro, ambos eran mal vistos por sólo intentar existir. Sólo esperaba no haber herido las sensibilidades del chico por mencionarlo y compararse con él.
Sus ojos se encontraron en la media oscuridad, bajo las nubes que iniciaban su llanto, fue un lapso corto. Sin embargo, cuando Yoongi le ofreció una sonrisa real, Hoseok, quien nunca antes fue presa de un vicio, de repente se encontró con uno. Y sonrió de vuelta.
La lluvia comenzó a caer otra vez. En lugar de sentirse preocupado, se limitó a desviar la mirada y cerrar los ojos con el rostro de cara al agua que descendía con algo de fuerza, volviendo a pegarse sobre sus prendas húmedas.
—Quizá deberíamos irnos —murmuró aun así. Le causaba cuidado que Yoongi enfermase por su culpa.
—Deberíamos disfrutar un poco de este momento de libertad que nos entrega la vida.
No se negó, pues si bien no era algo que esperase de él, tampoco quería moverse de allí. Le resultó una noche agradable y quería demostrarlo de aquella forma.
El miedo a ser reprendido por el padre Jongsu se volvió irrisorio. Nadie podía verlos. Nadie estaba cerca para juzgarlos. Aun si Hoseok se sentía nervioso porque Dios era el único presente además de ellos. La complicidad apenas adquirida revoleaba a su alrededor, y cualquier culpa también se volvió irrisoria.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
