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Enero, 1952.

Los pies enlodados y la lluvia empapándolo. Al menos de aquella forma pudo camuflar sus lágrimas. Yoongi jamás lo había tratado así, pero, de todos modos, se lo merecía. Sabía que merecía ser tratado como basura después de lo que hizo.

Aquella noche regresó con el sacerdote, siendo recibido con un abrazo y caricias que no había recibido jamás. El padre Jongsu nunca fue así de comprensivo. En cierta forma lo entendió. Acababa de cometer un pecado que lo llevaría derecho hacia abajo cuando tacase la tumba, no era para menos.

—Estarás bien —murmuró el sacerdote, acariciando su cabello—. Sólo debes orar y pedir perdón. Sé que el Padre te escuchará.

¿Lo haría? Si él fuese Dios, no lo hubiese hecho. No merecía perdón. No cuando el amor de su vida fue su hermano menor.

En la mañana siguiente, Hoseok fue camino a la casa de su madre. La noticia de que todo se volvió un caos la tomó por sorpresa, pero fue incapaz de disimular cuando lo mencionó.

—Mi padre tuvo hijos fuera del matrimonio.

—Así es.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Cómo iba a saber que te enamoraste de ese mocoso?

—¿Es todo lo que dirás? —Negó con su cabeza, presionando la taza de té entre sus manos—. Esto es independiente de lo que haya sucedido entre Yoongi y yo.

Independiente —respondió ella con sarcasmo—. Perdón por no querer aceptar que tu padre fue un maldito imbécil y me arruinó la vida. Perdón por protegerte de sus errores. Sólo quise que fueses un niño feliz.

—Así no me proteges, madre. Permitiste que me enamorase de mi propio hermano, ¿cómo puedes estar tan tranquila?

La mirada de Jung Eunji se suavizó de golpe. La lástima era algo poco habitual en ella, pero aquel día Hoseok la sintió hasta en su pecho.

—Lo lamento —murmuró—. Lamento que hayas tenido que pasar por esto para enterarte. Es demasiado tarde para remediarlo, así que sólo puedo lamentarlo. Me duele verte sufrir de esta forma. ¿Qué es lo que harás con ello?

—Se lo he contado.

—¿C-Cómo?

—Ayer. —Desvió la mirada—. Se lo dije. ¿Qué más haría? No tenía otra forma de dejarlo. No quería hacerlo.

—Has puesto a tu familia en...

—Lo amo, madre. No puedo permitir más daño en su vida. Además, nuestra familia ya ni siquiera existe.

Nunca lo hizo.

Nunca lo hizo

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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora