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Agosto, 1952.

Detuvo cada intento de su familia para celebrar su cumpleaños número veintidós. Lo logró cuando decidió que imponer su autoridad como «hombre de la casa» le daba beneficios que antes no tuvo la dicha de disfrutar.

Lo odiaba. Odiaba tener aquella autoridad sólo por ser un hombre. Sin embargo, si le servía de algo estaba completa y absolutamente de acuerdo con utilizarlo a su favor.

Hana Yi lo observaba desde el sofá individual donde se encontraba, con un libro que hablaba sobre feminismo entre las manos y una taza de té sobre la mesilla, la cual bebía cada media hora. Debía estar fría. Como ella misma desde hacían varias semanas.

—Esos libros no les hacen bien a las mujeres, Yoongi —advirtió su madre un día—. Deberías comenzar a poner las reglas en esta casa.

Pero ¿quién era él para decirle a la mujer lo que tenía que hacer? Mientras no le hiciese daño directo a él todo estaba bien.

—Yoongi —lo despertó de su ensueño aquella tarde. La mujer tenía una pequeña sonrisa en su rostro, a pesar de la frialdad con la que se dirigía hacia él, jamás lo apuñalaba con sus palabras—. Quiero que nos separemos.

Se paralizó. La miró con detenimiento, intentando no arrugar demasiado el entrecejo para no incomodarla. No creía lo que acababa de oír.

—¿Estás segura? —fue lo único que alcanzó a pronunciar.

Llevaban poco más de siete meses casados. ¿Tan pronto se rindió con él?

—Sí. Dios no nos permite separarnos en verdad, pero ni siquiera somos un matrimonio real, ¿qué caso tiene? Creo que... merezco más que esto.

Yoongi no pudo evitar sonreír.

—Finalmente, lo entendiste.

—En cierta forma.

—¿Qué dirán tus padres?

—Técnicamente nada. —Dejó el libro a un costado y se acomodó sobre el sofá—. Sigo teniendo la mitad de todo, ¿lo recuerdas? —Asintió—. Quizá no lo tomen muy bien, pero ¿para qué seguir con esto? Quiero ser libre.

—¿No te importa lo que opine el pueblo?

—Ya hablan sobre nosotros, Yoongi. La mitad del pueblo te ha visto con Kim Namjoon hace años y todos saben que por poco vive aquí ahora. Tú y yo sabemos lo que sucede dentro de esas cuatro paredes a diario. Oigo sus discusiones de manera constante. Peleas más con él que conmigo. Son como... una pareja de verdad.

Lo somos —aclaró.

—En cierta forma.

—¿Dónde vas a marcharte?

Hana Yi alzó el mentón y rio por lo bajo, negando con su cabeza.

—Tú vas a irte —le aseguró—. No quiero volver a verte en mi vida después de eso, Min Yoongi.

 No quiero volver a verte en mi vida después de eso, Min Yoongi

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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora