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Agosto, 1951.

La presión se extendió en su pecho hasta hacerle temblar los labios y empapar su rostro. El temor a los recuerdos ejerció su flamante retorno. Olvidar era una fantasía para él y superarlo parecía ser una palabra que no tenía sentido en su idioma. Lo torturaba vivo. Quería escapar.

Lo único capaz de apaciguar sus sentidos fue su propio esfuerzo por despertar. Para su sorpresa no se encontraba en el lago, Kim Namjoon no estaba a su lado y tampoco tenía miedo de ser descubierto con él. No había nadie. Sólo un armario desgastado dentro de una habitación cubierta de blanco y marrones oscuros. Las sábanas que olían a la colonia barata de Jung Hoseok cubrían su cuerpo tenso.

Aquella mañana Yoongi se levantó y apenas se despejó lavando su rostro para poder partir a su casa antes de que todos despertasen. Básicamente huyó, no sin antes dejar una nota a Hoseok para darle las gracias por la ayuda, con la promesa de que lo vería en su fiesta de cumpleaños, cuya se aproximaba a tan sólo tres días de distancia.

Con los ojos cerrados, apoyó la espalda contra el enrejado de la Iglesia, tomando profundos respiros, con el sol del amanecer tocando su rostro. Permaneció allí durante unos minutos, y luego sus pies lo dirigieron calles abajo directo a la casa de Taehyung.

Había un lío serio en su cabeza. No dejaba de pensar en lo que estuvo a punto de suceder la noche anterior, con Hoseok diciendo «entonces hazlo» justo después de confesarle sus... ¿sentimientos? ¿Eso eran? ¿Sentimientos reales como los que alguna vez sintió por Kim Namjoon? Pues bien, pensó, genial. Genial. No era genial, pero saber que si no hubiese aparecido el sacerdote, sus labios se hubiesen conocido por primera vez, le revolvía el estómago de una buena manera. Tal vez, sólo tal vez, podría volver a preguntarlo e intentarlo.

Taehyung lo recibió en su casa vacía como en cada una de sus visitas. Yoongi no conocía a sus padres, ellos siempre estaban trabajando desde muy temprano hasta muy tarde.

—¿Estás bien? —preguntó Taehyung, viéndolo lanzarse sobre su sofá—. Te noto molesto..., no, más bien, como asustado, creo. Algo así, sólo ¿estás bien?

—Vengo de la Iglesia.

—Son las siete de la mañana, Min Yoongi. —Rio.

—Ya lo sé. —Se encogió de hombros, cerrando los ojos y acomodando la cabeza en el borde del respaldo del sofá.

—Te has vuelto bastante devoto este último tiempo —mencionó Taehyung con burla, cayendo a su lado—. Tu amistad con el novicio va en serio.

—Algo así.

—Mh. —Silencio—. Min Yoongi.

—¿Sí?

—Tengo una pregunta que hacerte y espero que no te moleste.

—Ya me molesta el hecho de que pienses que puede molestarme. —Abrió los ojos para enfocarse en él—. Lo veo venir, pero está bien.

—Somos amigos desde hace un buen tiempo —vaciló Taehyung—, pero no puedo negar que me la paso ignorando lo que las personas hablan de ti desde que nos ven juntos por la calle. Aunque en cierta forma no me incomoda, sólo me causa cuidado.

«Cuidado». Sólo dilo.

—¿Qué es lo dicen?

Los ojos de Taehyung lo esquivaron. Yoongi pudo notar el ligero rubor que se instaló en sus mejillas antes de hablar.

—Mis padres..., eh, mis padres ayer me preguntaron sobre nuestra amistad. —Yoongi sonrió a medias, con algo de miedo por lo que diría—. Por alguna razón creen que nosotros... —calló y tomó un respiro—. Ya sabes.

—No lo sé.

—¿Me dirás que no tienes idea de lo que las personas hablar sobre ti?

—Oh, no, eso lo sé —afirmó—. Sólo quiero que hables con claridad, Tae. Ya estás grande.

—B-Bueno, mis padres tienen la ridícula idea de que tú y yo somos más que amigos..., que salimos y esas cosas... como pareja.

Presionó sus labios para no reír, pero no pudo evitarlo. Taehyung arrugó el entrecejo.

—No es gracioso, Yoongi.

—Sí lo es. ¿De dónde han sacado eso?

—Ni idea. —La tensión en las facciones de Taehyung pareció desaparecer e inclinó la cabeza hacia adelante para reír—. Supongo que las viejas chismosas nos ven juntos y por alguna razón sacan ese tipo de conclusiones.

Tenía sentido. Sin embargo, todo comenzó a desdibujarse en las facciones de Yoongi, porque se sintió apenado. ¿Era así? ¿Acaso un hombre homosexual no podía tener amigos hombres?

—Lamento que ensucien tu nombre por mi culpa —murmuró.

—No me importa, Yoongi.

—Espero que eso no te aleje de mí.

—¡Claro que no! —Taehyung se exaltó de verdad, pues se sentó de manera correcta en el sofá y lo miro fijamente—. Ni siquiera tu condescendencia el día en que nos conocimos logró que no quisiera tenerte cerca. —Volvió a acomodarse en el respaldo—. Además, son chismes sin fundamentos. Tú no eres eso que dicen. —Le tocó la mejilla con el dedo índice. Yoongi desvió la mirada con un gesto nervioso—. ¿Cierto?

Silencio. Sabía que aquella conversación tenía que llegar, pero no pensó que sentiría tanto miedo de que su único amigo en el mundo lo rechazase. No le importaba el rechazo de su madre, estaba acostumbrado, sin embargo perder a Kim Taehyung le hacía doler el pecho incluso ante el mero pensamiento de que pudiese suceder. Recibió una mueca extraña de su parte, posiblemente frente a su silencio.

—Yoongi —llamó con un hilo de voz—. ¿Es cierto?

—Lo lamento.

—Llevo todo este tiempo defendiéndote de los matones e insultando a cualquiera que se atreva a poner esas palabras como parte de tu personalidad y... ahora... ¿de verdad? ¿No estás jugando conmigo?

Lo único que pudo responder fue una negativa con su cabeza, y como Taehyung no volvió a pronunciar una sílaba, ambos se mantuvieron allí mirando hacia enfrente con una expresión impasible.

—Está bien si ya no quieres que nos vean juntos. O hablarme. O lo que sea. Está bien si quieres que nos distanciemos.

—¿Por qué querría algo como eso?

—Porque soy eso.

—¿Y? A mí no me importa. Es tu vida y lo que quieras hacer con ella, mientras no te lastimes, está bien para mí.

—Sabes que no está bien.

—Muchas cosas no están bien en el mundo. —A tientas, Taehyung encontró su mano y se aferró a ella—. Creo que el que te guste un hombre no produce más daño que el que provocaron las últimas dos guerras en el mundo, Min Yoongi.

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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora