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Enero, 1952.

Su corazón estaba al borde del colapso. Yoongi no creía lo que acababa de escuchar.

De por sí su cabeza maquinaba demasiado, sus pensamientos solían ir a mil por segundo y pasaba de un estado a otro de manera descontrolada. Sin embargo, en aquel ahora sintió que no había nada. Sólo latidos enfurecidos que le decían una y otra vez que su vida perdió el sentido para siempre.

Desconexión.

Vacío.

Miró a Hoseok con detenimiento durante unos segundos, viendo como las lágrimas se deslizaban por sus mejillas y le decía cosas que no escuchaba, estaba demasiado nublado para sostener la atención.

—Yoongi.

Pestañeó un par de ocasiones de forma lenta.

—Estoy cansado —contestó—. Me duelen las piernas.

Su voz sonó de manera casi infantil, pero aquello logró que Hoseok se levantase de inmediato y lo tomase por ambos antebrazos, pidiéndole que se levantase junto a él. Así lo hizo, lo siguió hasta la cama otra vez. Respiraba con dificultad, aunque no se percató de ello.

—Recuéstate —sugirió Hoseok.

Yoongi lo vio moverse con lentitud sobre la cama, haciéndole un espacio. Obedeció al llamado de sus brazos y se cobijó entre ellos. Su calidez no desaparecía por más que quisiese. Quizás así podría borrar lo que acababa de escuchar.

Encontraron sus agotadas miradas, inflamadas y entristecidas por el llanto. El azul de los ojos de su novicio se oscureció. Yoongi se sintió frágil y diminuto, como si en cualquier momento fuese a ser aplastado como a un insecto.

—Hoseok —dijo con la voz tan calmada que él mismo se sorprendió. El aludido atendió con un sonido de su garganta—. ¿Podríamos olvidarlo hoy? —Olvídalo, insistió en su interior, no tenemos que serlo. Olvídalo—. Sólo por hoy.

Luego hablaría con sus padres.

Y vería qué hacer con él mismo.

Ese día sólo quería olvidarlo.

Darle tiempo.

Hoseok tardó en responder, pero finalmente se lo concedió con un nuevo sonido de su garganta. Él agradeció en un murmullo, aferrándose al cuerpo delgado de su novicio con más fuerza que nunca. Nada estaba pasando.

Sonrió a medias, porque fue algo que salió de él sin querer, a pesar de que sus mejillas comenzaban a empaparse y a hacer temblar su cuerpo. Quizás asimilando la noticia antes que su consciencia.

 Quizás asimilando la noticia antes que su consciencia

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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora