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Agosto, 1951.

Era un ladrón. Mientras sus manos se rozaban entre sí y Yoongi jugueteaba con los delgados dedos de Hoseok, pensaba en ello, en que era un ladrón. Se transformó en otra persona. Le arrebató el dolor. Yoongi realmente creyó que él lo cambió, que su vida comenzó a tomar un rumbo diferente desde el día en que se conocieron.

Yoongi siempre quiso ser mejor para Hoseok.

Acomodados contra el tronco de un árbol, un tanto alejados del lago, pero con la luna iluminando el cabello blanco del novicio y sus hermosas facciones. Mantenía los labios cerrados y la mirada perdida en la casi penetrante oscuridad. Yoongi sólo quería volver a ser besado. Con uno de sus dedos delineó la mandíbula de Hoseok, llamando su atención con el mínimo roce que terminó sobre sus comisuras. No hagas eso, pensó al ver como sus labios se abrían un poco debido a su contacto.

—¿Te he dicho alguna vez lo guapo que eres? —preguntó Yoongi. De inmediato la expresión de Hoseok cambió, aclaró su garganta y se removió un poco—. Pues lo eres. Eres guapísimo, y me gustas, Jung Hoseok.

—Ya —alegó—. Basta.

—¿En qué piensas?

—¿Uh?

—¿En qué piensas cuando te hablo? ¿O cuando estoy cerca?

—¿Te refieres a cómo me siento? —Hoseok ladeó la cabeza.

—No. —Enfatizó con un movimiento en negativa—. En lo que piensas. —Hoseok se mostró confundido—. Por ejemplo —suspiró—, yo te veo y pienso en besarte, me sucede bastante seguido.

—Uh.

—¿Entonces?

Hoseok se regodeó un poco más de tiempo del esperado. Yoongi aprovechó eso para entrelazar sus dedos que aún permanecían jugueteando de manera aleatoria y observarlo. Su mano unida a la de Jung Hoseok. Que lindas.

—Creo que —inició vacilante, casi masticando sus palabras— pienso en muchas cosas. Todo en ti es bonito, hasta cuando te molestas e insultas sin razón aparente. También pienso en que me gustaría estar abrazado a ti todo el día, y considerando que no soy una persona de piel, creo que es bastante extraño desearlo tanto. ¿Te refieres a eso? —Yoongi asintió, era exactamente lo que quería—. Bien.

—¿Y quieres besarme?

Hoseok rio bajito.

—Sí, Yoongi.

—Hazlo.

—Hazlo tú. No lo has hecho.

—Sí lo hice.

—No. —Negó también con su cabeza—. Me correspondiste, pero yo también quiero hacer eso.

Corresponder, pensó, ¿me correspondes?

Entreabrió los labios un segundo, pensando en esa palabra más de la cuenta: corresponder. Hoseok quería corresponderle.

Se acomodó frente a él de rodillas, apoyando las manos sobre uno de sus muslos para tomar impulso y acercarse a su rostro. Miró sus labios un momento y sintió su aliento chocando contra el suyo, y luego cerró los ojos para unirlos. Entonces, notó la diferencia. Cuando besas y cuando correspondes. Ser correspondido se sentía increíble. La boca de Hoseok se abrió para él y su lengua rozó la suya cuando entró, lanzando un quejido ahogado por la humedad que eso implicaba. Y era grandioso. Era la primera vez que alguien lo hacía para él: corresponder.

Kim Namjoon nunca le correspondió, porque siempre era él quien lo hacía, no le permitía lo contrario.

Corresponder era más íntimo que besar.

Y aquel día, Jung Hoseok le correspondió.

Y aquel día, Jung Hoseok le correspondió

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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora