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Junio, 1951.

Las dos últimas semanas de junio, Hoseok y Yoongi estrecharon lazos de cierta forma, manteniendo una relación cordial que no podían definir con exactitud, puesto que aún les resultaba un tanto incómodo pasar el tiempo juntos. Sobre todo a Hoseok, quien era tentado por la vergüenza de ser comparado con la condición de Yoongi.

El padre Jongsu llamó a sus encuentros «una lucha por reconvertir a un descarriado», y los Min «una nueva esperanza». Para Hoseok era una lucha constante con las partes que descubría de la personalidad de Yoongi y su vida. También un vaivén de idas y venidas cuando decía cosas que al chico no le parecían. Para el mismo Yoongi todo era una burla, lo dejaba claro en cada despedida, pero jamás faltaba a ninguno de sus encuentros.

Aquel día, sentados en la orilla del lago, Yoongi abrazaba sus piernas y miraba directamente hacia el agua, mientras que Hoseok iniciaba sus preguntas enfocado en su perfil, analizando sus facciones en pro de relajarse para no calar tan hondo y producir el efecto contrario. Estaba mejorando en ello de todos modos.

—La locura —murmuró Yoongi, refiriéndose a su enfermedad, en respuesta al cuestionamiento que ejerció Hoseok sobre ésta.

—No lo veo como tal.

—Es similar. Una especie de histeria que es parte de mi personalidad, y define todo lo que soy, básicamente. Aún es muy compleja de tratar, la ayudo con medicación, pero Kim apenas puede con ella en ocasiones.

—¿Cómo es que lo llama?

—«Paciente límite» —se burló Yoongi—. Me lo dice casi como una broma, pero según él, es lo que soy: límite. Supongo que es porque realmente vivo con las emociones al límite la mayor parte del tiempo. Por eso me enojo con facilidad y de manera intensa. Aunque no es lo único que puedo sentir con intensidad —rio.

Hoseok presionó sus labios y desvió la mirada justo cuando Yoongi elevó sus pómulos al reír, evitando contagiarse de ello.

—¿Siempre ha sido así? —preguntó con verdadera curiosidad.

Él sentía, como todos, suponía, pero no podía imaginar el sentir tanto dolor, como perder a una persona, de manera intensa e insoportable. Cuando su padre falleció todo era borroso y agotador, ¿cómo es que Yoongi vivía una pérdida de esa magnitud?

—No lo sé. —Se encogió de hombros—. Creo que sí. Mi padre dice que hacía berrinches horribles cuando era niño, aunque yo creo que sólo era por ser consentido. Cuando Namjoon se... fue, todo explotó.

—Lo siento —susurró Hoseok, sin saber cómo continuar.

—No es tan malo a veces, ¿sabe? —Con ello llamó su atención, y Hoseok giró para mirarlo, encontrándose con sus ojos y una sonrisa pequeña en sus labios—. Sentir demasiado no es tan malo como suena. Una vez estuve enamorado y... fue increíble.

—¿Qué hay cuando lo pierde?

El gesto de Yoongi decayó y desvió la mirada y posición hacia el lago otra vez.

—Mi cuerpo sufre las consecuencias —respondió.

A Hoseok se le pusieron los vellos de punta.

A Hoseok se le pusieron los vellos de punta

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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora