9
Noviembre, 1951.
—Hoseok—canturreó Yoongi.
Despertó de golpe. Algo aturdido abrió los ojos para buscar y reconocer el sitio donde encontraba. Yoongi lo observaba con una sonrisa dibujada en los labios, tenía la cabeza apoyada en su mano y el codo sobre la almohada. Lucía radiante.
—Buenos días —murmuró.
—Hola. —Cerró los ojos, recibiendo los labios de Yoongi por un momento—. No quería despertarte, la verdad eres lo más hermoso que he visto en mi vida, y dormido eres la gloria, pero debo irme a clase. Tengo examen.
—Está bien.
—No podía irme sin decirte que te quiero.
Hoseok sonrió y asintió, viendo como Yoongi se levantaba de la cama tal cual se acostó: en ropa interior. Observó sus piernas un momento antes de ser atrapado y desvió la mirada cuando Yoongi comenzó a vestirse.
—No tienes que darme privacidad a menos que te la pida, Hoseok. —Asintió, escuchando la burla de Yoongi—. Ya me voy.
—Está bien.
—Lindo día. —Yoongi besó su frente—. Te veo luego.
—Éxito en tu examen.
Tras un asentimiento, Yoongi desapareció. Él permaneció un par de minutos más en la cama, mirando hacia el cielo de la habitación. Tenía el estómago apretado y no entendía por qué, ni qué estaba sucediendo con él justo en ese instante. Sólo sentía ganas de echarse a llorar.
Cuando decidió salir de la habitación tras darse un baño, esperó no encontrarse a nadie más que Judith. Sin embargo, cuando estuvo por pedirle a la mujer que lo disculpase con los demás, Min Yejun apareció detrás de Sukja, quien llevaba una bandeja llena de comida. Apenas le dirigió una rápida mirada y desapareció por las escaleras junto a Judith.
—Hoseok —saludó Min Yejun.
—Señor Min, buenos días.
—¿Podemos hablar un momento? Si no tienes prisa.
Aun si no quería, asintió.
—Yoongi salió temprano —comentó Min Yejun—. Tenía un examen importante. No le queda nada para terminar el curso.
Caminaron por el patio trasero, el suelo lodoso a pesar de lo verde que relucía el pasto. El cielo estaba parcialmente nublado y el sol abrigaba a medias. Hoseok sentía bastante frío.
O quizá temblaba de nervios.
—Oh —respondió—. Espero que vaya bien.
—Lo hará. Es aplicado, aunque lo deteste.
No estaba seguro de eso. Yoongi siempre le decía lo contrario. Pero dijo sin más:
—Lo es —y con poca convicción.
—Seré breve, Hoseok, no quiero quitarte mucho tiempo. —Suspiró sin querer. Min Yejun también lo hizo—. Quiero darte las gracias. —Lo miró de inmediato, el hombre asintió convencido de sus palabras—. Eres, sin duda, un pilar fundamental en la vida de Yoongi, y que permanezcas aun si tu trabajo está terminado con el asunto que te pedimos, es valioso tanto para él como para mí.
—Señor Min... yo... —musitó, pero no alcanzó a formular palabra.
—Le das felicidad, Hoseok. Y no sabes lo agradecido que estoy de ver a mi hijo volviendo a levantarse.
Un silencio prolongado. Hoseok sintió sus mejillas enrojecer, por lo que desvió la mirada y continuó caminando a un costado de Min Yejun hasta que este se agotase.
—Puedes contar conmigo para lo que necesites —le dijo cuando estaba por marcharse—. Si necesitas mi apoyo con algo o tienes algún problema, siempre podrás recurrir a mí, no importa lo que suceda con Yoongi en el futuro. Ambos cuentan conmigo.
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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.
Fanfiction✄ : ❝ Cuando una cinta se corta puedes hacerle un nudo. Min Yoongi no conocía mandamientos más allá que los de su propia historia. Jung Hoseok se sabía los diez de memoria. Se pisaban los talones desde el punto de inicio. Con remiendos en el pecho...